MEMONA, Y EL PATIO MARAVILLAS.



Una de las candidatas más firmes (si ella quiere) a ocupar una plaza de monitora del Bubisher el curso que viene, es Memona. Javier la conoció en la escuela de Castro, y todo lo que cuenta de ella es magní­fico. Cristina y Joaquí­n tienen la misma opinión, como se puede ver en este pequeño retrato:


MEMONA

Inquieta, creativa, amante de su trabajo, amante de los niños, activa, exploradora, trabajadora, clara…

Esas son sólo algunas de sus cualidades, y, sin pretender ser injusta, quizá nos llamen más la atención por ser cualidades que no se encuentran fácilmente en la gente de los campamentos, hay que rebuscar. Pero Memona apareció asomándose al Bubisher con intriga, como tantos otros, y se quedó.

Desde que el Bubisher hizo su recorrido por Smara ha sido una de las asiduas, colaborando muchas veces en las actividades. Después en Dajla, durante una semana que coincidí­a con sus vacaciones, se unió de nuevos a nosotros:

«En mi casa no me puedo estar quieta» son sus palabras.

¿¿Será porque no bebe té?? Deberí­a ser al revés entonces, ¿no?

Sea como sea ya la hemos fichado y fichada se queda, no te nos escapes, Memona.

Cristina


Y ahora noticias frescas. Hemos visto esta tarde el Patio Maravillas, en el que en principio vamos a celebrar la reunión de junio. Precioso, caótico, pura vida. Eso sí­, tendremos que ir cogiendo sillas de aquí­ y de allá, pero nos sentaremos todos. Tiene baño, tiene luz (además de la eléctrica), y tiene un ambiente tremendamente bubishero. ¿Hay quien dé más?

5 respuestas a MEMONA, Y EL PATIO MARAVILLAS.

  1. La historia de Zhang Liang.

    «Hace ya muchos años, en un lugar muy lejano, en China, habí­a una niña que se llamaba Zhang Liang. A esa niña le gustaba mucho aprender y todos los dí­as leí­a relatos,cuentos e historias en los libros.
    Era una niña muy curiosa y aplicada.
    Una vez encontró a un profesor anciano, con mucha sabidurí­a y experiencia, que estaba sentado en un puente. Inmediatamente, Zhang Liang le preguntó al anciano: ¿Quiere usted ser mi maestro?. El sabio profesor miró a la niña e intencionadamente tiró un zapato bajo el puente y dijo, dirigiéndose a la niña: «¿Podrí­as tú recoger el zapato?». La niña corrió todo lo rápido que pudo, cogió el zapato y se presentó frente al profesor, se inclinó ante él y le dijo: «Aquí­ está su zapato, maestro». El profesor tomó el zapato en sus manos y, enseguida, volvió a dejarlo caer bajo el puente. Del mismo modo que habí­a hecho en la ocasión anterior, Zhang Liang fue a recogerlo y, de nuevo, lo presentó ante el sabio anciano.
    Cada vez que la niña llevaba el zapato al anciano, éste repetí­a la acción y dejaba caer el zapato.
    Al final, el profesor permitió a Zhang Liang ser su discí­pula y le dijo » Querida Zhang, sólo querí­a comprobar si tení­as la suficiente tenacidad, firmeza, alegrí­a y constancia para poder aprender».

    Este pequeño relato quiere reconocer la perseverancia de Memona por aprender y mi agradecimiento por todo lo aprendido y disfrutado con vosotros. Y lo que nos queda!!!!

    Como que estoy pensando ir a Madrid a un pedacito de reunión. Suena tan bien eso del Patio Maravillas!!!
    Seguro que es una ocasión «maravillosa» para aprender , inventar y disfrutar.
    Y en eso me reconozco incansable.
    Un abrazo.
    Nadira

  2. Bien por Memona, bien. Bien, bien, bien, bien, bieeeeeeeeeen.
    Y por Nadira ni te cuento!

  3. Pues creo que a Memona le va que ni pintado el relato y digo creo pq no la conozco en persona. Nadira, te esperamos en Madrid aunque sea un ratito, eh? que no te queda muy lejos:-)

  4. hola soy memona desde esmara mando un bedo para chos

  5. Hola Memona! Shukran, pronto estaremos contigo. Hasta el Sábado, muchos besos para ti.

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