MEDIO PAN Y UN LIBRO

“He escrito un cuento. Te recomiendo que lo intentes también. Escribir un cuento es como soñar, pero dirigiendo tu cuento. Escribiendo un cuento puedes decir lo que no te gusta, lo que te asusta, y después inventar un personaje que haga lo que te gusta, que cambie las cosas feas y las haga más bonitas. En el mío una niña se baña en la playa de Dajla, que dice mi abuelo que es preciosa, pero que solo nos bañaremos en ella cuando volvamos a ser libres. Dice la chica del Bubi que hubo un poeta que se llamaba Federico que quería que todos los niños tuviéramos libros. Debe de ser pariente de Frederick, el ratoncito de otro cuento que nos leyó, y que mientras sus hermanos se pasaban el día buscando migas de pan o semillas de trigo, él buscaba colores, rayitos de sol y palabras bonitas. Frederick también quiere ser poeta. No, ya lo es, porque sus hermanos, que al principio estaban enfadados con él por no buscar comida, al final se lo decían, le decían “Oye, eres un poeta”. Y él, haciendo una reverencia, decía “Ya lo sé”. Yo también querría ser escritora, soñar nuestras playas. O poeta, como la abuela, que se sabe miles de versos que hablan de montes y ríos y me dice que cuando yo escriba muy bien me los dictará, para que los copie y no se pierdan . Mmm, qué rico el medio bocata que me he partido con mi hermano. Lo acabo en un plisplás y me pongo a leer.»

Foto: Uita Alien

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