Poco a poco van regresando, poco a poco se están volviendo a aclimatar a su ritmo cotidiano de vida, pero en la piel de todos ellos se han quedado tatuados los días de adobe y las noches de estrellas, los momentos de trabajo intenso y el sabor del té, las largas conversaciones, las risas y la complicidad con la que han vivido su tiempo como voluntarios en los campamentos.
Durante todo este mes que ya acaba, más de veinte voluntarios han trabajado sin tregua en el proyecto Bubisher.

Organizados para acompañar a nuestros compañeros saharauis de Smara, Auserd y Bojador:  Alouda casi al completo, Candi, Yolanda, Iratxe, Mariajo, Marga, Lucía, María, Inés y el grupo de teatro La Monda Lironda, han puesto , siguen poniendo algunos, lo mejor de sí mismos para desarrollar nuevas iniciativas, para abrir más puertas por las que transiten todas las personas que quieren acercarse a la cultura, a los libros, a la lectura.

Han leído cuentos en las escuelas, han trabajado con grupos de mujeres, han llenado las bibliotecas de niños y de alegría y han dejado en los campamentos un magnífico bagaje de ideas, de actividades y de cariño por el pueblo saharaui.

Se han traído el afecto de mucha gente, el estímulo de un trabajo que les impulsa a seguir luchando con fuerza para que el proyecto Bubisher siga consolidándose donde ya está funcionando y se pueda expandir al resto de los campamentos.

Y se han encontrado con la admiración de todos los que, aquí, creemos que el futuro del pueblo saharaui se construye, también, con adobes de cultura.

Aún están allí Inés y el grupo de La Monda Lironda, aún irán en breve Nico y Diego, y aún nos queda por reseñar lo que todos los voluntarios nos vayan transmitiendo en sus crónicas. Y con ello,  ya casi finalizaremos   un curso en el que se ha reavivado, de nuevo, el movimiento de voluntarios, tan importante, tan magnífico desde que empezara a hacerse realidad este sueño de leer en el desierto.

Lo que es indudable es que los voluntarios del proyecto Bubisher son personas especiales, gente fantástica que cree que la vida es compartir, aprender y enseñar, contribuir, con su tiempo y su esfuerzo personal y económico, a desarrollar la idea de que un mundo mejor es posible.

A todos, gracias. Esperamos que vuestra magnífico trabajo haya servido de estímulo, de apoyo y de ejemplo a todos los que día a día trabajan en los campamentos en el proyecto Bubisher.