Rioseco es un pueblo que emerge desde lo más profundo de los valles mineros de la cuenca del Nalón (Asturias). La grandeza de su enclave solo es comparable con la grandeza de sus gentes. Tere, Wences, Diego, Julia y Yolanda, únicos miembros de la Asociación “Un orbayu en el desierto”, son un buen ejemplo.
Su solidaridad y simpatía fueron, el pasado sábado, el motor que puso en marcha un magnífico magüestu solidario.
Con un cordero a la estaca fantástico (gracias Ángel por estar toda la mañana mimándolo) , unas castañas asadas a la antigua espectaculares y la sidra dulce recién hecha , las conversaciones fluyeron solas y el pueblo saharaui, sus niños, el Bubisher y otros proyectos que se desarrollan en los campamentos fueron el eje de todas ellas.

 
Después de los postres, en un acto sencillo y emotivo, Gonzalo Moure agradeció la magnífica colaboración que “Un orbayu en el desierto” viene teniendo con el Bubisher desde hace ya tres años. A ellos les debemos gran parte de los libros que estos días han llegado en la caravana a Smara y Ausserd, la aportación económica de 1000 euros, en la que ha colaborado también la Asociación Juvenil Esperteyu, y, sobre todo, su apoyo incondicional y su deseo de seguir colaborando con el Bubisher.

Para rematar la jornada, Raúl, un malabarista tan divertido como un trasgu, consiguió que pasáramos un rato genial, al igual que, un poquito más tarde, la música de Juanillaus 2.0 cerrara los actos de este magüestu solidario único en el mundo.

Mención especial merece Tere, su amor por el pueblo saharaui, su energía y su magnífico buen humor son envidiables. Hay que conocerla para darse cuenta hasta qué punto se puede derrochar vitalidad se tenga la edad que se tenga.

A todos, gracias por los buenos momentos que pasamos en vuestra compañía, por las risas compartidas y por vuestra solidaridad.