Como una lava densa, cae el silencio sobre la Hamada cuando se desplaza el sol de cada día hacia ese oeste lejano en el que algún mar, jamás olvidado, se bebe su luz. A veces la luna define las sombras, a veces ni las sombras se dejan ver. Y a veces es miércoles y la noche se ilumina con velas y poemas, con relámpagos de memoria, con historias de la Historia.
Y es entonces cuando el Bubisher muta y adquiere el aspecto de un lugar legendario cuyos habitantes reinventan las palabras llenándolas de un contenido que traspasa la dura piel de las fronteras.
Hoy, este miércoles, se cerrará en Smara con la lectura de las páginas de un libro: Delicias Saharauis. Y, de alguna manera, también a nuestra noche le alcanzará su luz.
Y a la suya llegará nuestro recuerdo y nuestro aliento. Porque mañana regresará el sol y con él un nuevo día de trabajo intenso en la construcción de la biblioteca, sí, pero también en la apertura del camino que lleva a los libros, en la edificación de unos pilares que moverán con fuerza a las nuevas generaciones.
16 marzo, 2011 en 2011-03-16T21:49:00+00:000000000031201103
Gracias, gracias, gracias, y en Smara, donde empezó mi historia
17 marzo, 2011 en 2011-03-17T16:33:00+00:000000000031201103
Este es mensaje que llegó ayer desde la noche siempre mágica del Bubi; mientras se disfrutaba del té y de la lectura de «Delicias Saharauis» :
«Salam alekum. Gracias a todos estamos aquí en una noche etupenda. Nos acordamos de vosotros y os tenemos en presencia. Besos.»