LOS SUEÑOS DE BUJARI Y DE BENÉITEZ

Apenas había empezado el Antropoceno, cuando yo, ignorante de casi todo, jugueteaba por las calles de El Aaiun con mis amigos y compañeros de curso y entre ellos con Mohamed Salem Embarek “Paquito” y con Luis Benéitez.

Paquito, como yo, tenía asma y habíamos descubierto una magnífica terapia que consistía en darnos grandes palmadas en el pecho y en la espalda. Puede considerarse, por tanto, que fuimos descubridores del clapping, aunque al no haber publicado este descubrimiento en una revista científica no pudimos reivindicar autoría alguna.

Recuerdo cómo María Pardo, nuestra profesora de Literatura en el Instituto “General Alonso”, sacó a Paquito para que recitara: “Corriendo van por la vega…” Y lo hizo de modo magnífico, con una dicción perfecta, lo que desató los aplausos de todos nosotros, aplausos que fuimos incrementando escandalosamente bajo la sonrisa pícara de nuestro compañero y un principio de enojo de nuestra profesora.

Los tres, como tantos otros, habíamos creído la propaganda oficial de que el Sáhara sería para los saharauis e, inocentes como éramos, no se nos ocurrió otra cosa que pensar que el Sáhara Occidental sería un país que se uniría a los procesos que por entonces llevaban adelante diversos dirigentes árabes y africanos y en especial el presidente egipcio Nasser, líder del mundo árabe y del movimiento de los no alineados.

También pensábamos que ese nuevo país, del que ya se hablaba en Naciones Unidas, sería un país amigo de España.

Hicimos varios carteles, a veces recortando noticias de los periódicos donde dábamos cuenta de las vicisitudes de los países árabes recién salidos de la época colonial y Luis, que dibujaba magníficamente, los ilustraba con la silueta de un saharaui ante la puesta del sol. Poco duró nuestra aventura, pues el profesor de francés nos sorprendió y, con el procedimiento de tirarnos de la oreja y de la patilla, se nos conminó a no continuar con aquellas actividades agitadoras.

El tiempo hizo lo demás. Luis, que fue a estudiar periodismo a Madrid, publicaba en el semanario Sáhara unas entrevistas a los saharauis que fueron a estudiar a la Universidad como la que hizo a Bujari Ahmed que sería posteriormente un dirigente saharaui y embajador en Naciones Unidas. Mohamed Salem “Paquito” fue también un diplomático saharaui. Benéitez murió joven.

Por eso, cuando visites la nueva biblioteca del campamento de refugiados saharauis de El Aaiun, verás que en una pared diversas frases recuerdan esos sueños y a esos soñadores. Y aquellos a los que la diosa fortuna nos ha permitido sobrevivir, continuamos soñando.

Emilio Sánchez

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