LOS COLORES DEL ESPÍRITU

 

“Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas”, dejó escrito Cicerón. La población saharaui, refugiada en Tinduf tiene en cada una de las cinco wilayas un jardín y una biblioteca, para más señas, a la puerta de cada biblioteca, un jardín, que saluda con calidez a quienes acuden a ellas, y los despiden con su frescor, cuando se marchan al final de jornada, con todas las gamas de los colores de experiencias placenteras, transitando del corazón a la cabeza, y vuelta. Son dos tipos de belleza, la del jardín y la de la biblioteca, que se compadecen la una con la otra: una belleza natural y una belleza cultural, ambas al cuidado amoroso de personas, con sentido de la ética y de la estética, para que en plantas y flores brillen los colores del espíritu de quienes, tras el aprendizaje de la vida en la libertad de los libros, las contemplan, principalmente niños y adolescentes, pues “la naturaleza siempre lleva las colores del espíritu”, como también dejó escrito el filósofo y poeta norteamericano Ralph Waldo Emerson. Son, sus espíritus, como paletas de pintor, en las que el blanco de la inocencia ilumina los colores de los mundos, que encuentran en las ilustraciones de las páginas de los libros, en las que viven aventuras emocionantes; en las que aprenden que la realidad no es única; en las que sienten que las flores del jardín son hermosas, porque son efímeras, algo que ya les habían enseñado sus sentidos…

Sí, jardines y bibliotecas son bellezas nutritivas, que alimentan sus espíritus con formas diferentes, con colores que palidecen y se renuevan, con ocurrencias ingeniosas, con juegos instructivos…Sí, la población saharaui, refugiada en Tinduf, tiene en cada wilaya un jardín y una biblioteca, que son dos cuerpos con los colores de una sola alma, que si hoy es primero la biblioteca y, después, el jardín, lo cierto es que en las bibliotecas no habría libros, si antes no hubiera habido un jardín con un árbol.

Sí, la población saharaui, refugiada en Tinduf, tiene en cada una de las cinco wilayas un jardín y una biblioteca Bubisher. Pero no tienen todo lo que necesitan tener. Tienen los colores del espíritu de un pueblo, que en las bibliotecas arraigan en el espíritu de los más pequeños, y se reflejan en sus jardines. Pero no tienen muchos de los sabores de los alimentos que necesitan sus cuerpos. A Cicerón nunca le faltaron.

 

Fernando Llorente

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