LA META Y EL CAMINO

 

Nuestra meta está clara, ¿pero el camino? El camino es tan importante como la propia meta, y en estos actuales momentos, incluso más, por las excepcionales circunstancias de nuestra guerra de liberación, invisibilizada por los grandes medios de comunicación internacionales.

Hoy en día, podemos decir con orgullo, que somos un pueblo con una fuerte identidad cultural, social y política, y en este medio siglo hemos realizado grandes proezas, cuando el enemigo pensaba que no duraríamos ni semanas. Pero también, hemos cometido errores.

Es verdad que los tiempos de antes no son los de ahora. Y los caminos tampoco. Pero hay algo meridanamente claro: sin esfuerzo, solidaridad, tesón y honestidad no lograremos nuestro objetivo primordial. Por lo tanto, aunque se ignoren los problemas, los problemas seguirán existiendo.

Cualquier persona puede constatar, con gran pesar, la precaria situación en la que se encuentran actualmente los dos pilares de nuestra sociedad y que eran nuestro orgullo.

La educación y la sanidad también son campos de batalla, vitales para nuestra supervivencia como pueblo. Si no cuidamos (también) a nuestros maestros y maestras, a nuestros profesionales de la sanidad seremos a corto o a largo plazo, un pueblo cautivo de nuestros enemigos.

Las mujeres y hombres, que llevan a diario esta colosal responsabilidad sobre sus espaldas, merecen que nuestras autoridades hagan lo posible y lo imposible por cuidarlos, por mejorar sus condiciones de vida y por darles un salario digno. No hay fórmula mágica, para eso, pero tenemos que reinventarnos, ser creativos en la búsqueda de soluciones a problemas crónicos. Quizá se debería implicar a toda la sociedad saharaui en el exilio o en la diáspora y ver entre todos, qué se puede hacer.

Necesitamos ser libres. Y para ser libres es primordial retornar al espíritu de lucha de los primeros años. Porque el camino es el cimiento sobre el que se edifica el presente y el futuro de las nuevas generaciones.

El poeta griego, Constantino Kavafis nos lo recuerda con sabiduría y genialidad en su poema Ítaca:

Ten siempre a Ítaca en tu mente/ Llegar allí es tu destino. / Más no apresures el viaje/Mejor que dure muchos años/y atracar, viejo ya, en la isla/ enriquecido de cuanto ganaste en el camino/sin aguantar a que Ítaca te enriquezca/.

Limam Boisha

 

 

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