LA ASAMBLEA SIN FIN. MARAVILLAS.

Moría junio del 2009 cuando esta familia de locos maravillosos celebró su primera asamblea. Fue en el Patio Maravillas, y este año hemos celebrado ya la decimotercera en la sierra segoviana, que bien podría llamarse también la Sierra Maravillas.

Más allá de todo lo práctico y necesario, lo inmensamente bello de estas reuniones es sabernos hermanos tantos, tan distintos y tan iguales. Saber que cuando miras a los ojos de cualquier bubishero te estás mirando a ti mismo, que él también ve en los tuyos su propia fuente de las emociones. Que como decía María José Gómez Navarro, que en 2008 estuvo cargando libros en el camión convertido en biblioteca que zarpó de los jardines del Retiro con un rumbo tan generoso como incierto, quién podía soñar entonces todo lo que iba a ser el Bubisher. Y con qué brillantes ojos miraba las fotos de cualquiera de las cinco (sí, casi cinco ya) bibliotecas mientras murmuraba “qué preciosidad”. Y sabías que su mirada era también la tuya, la de cualquiera de los locos tan locamente reunidos con un compromiso de nuevas maravillas.

Cada asamblea ha tenido un ángel guardián, o varios. Hemos ido recorriendo la geografía de su mano, y nos hemos reunido en Madrid, Asturias, Cantabria, Segovia…  Esta vez esas manos han sido las de Paícos, nacida allí mismo, en Valsaín, y las de Emilio, su compañero, que espantaba de madrugada jabalíes y zorros para ir a la Granja de San Ildefonso para que todos desayunáramos churros recién hechos, aún calientes.

Y en fin, los rostros nuevos, Teresa y Miquel desde Valencia, Enrique desde Elche, Ana desde Navarra… Y los niños, claro, los que no han faltado nunca y ya han nacido con el Bubi: Maga, Leila, Ismael, que ha sido el duende de las sesiones y los paseos.

 

 

Te preguntarás. ¿Y qué decidisteis? Pues seguir siguiendo el lema de uno de los ausentes/presentes, Nuno Marçal: Resistir, Insistir, Nunca Desistir. Seguir sembrando cultura allí, en los campamentos, desde dónde no dejaban de llegar mensajes emocionados de los casi 25 saharauis que trabajan en las cinco bibliotecas. Organizar mercadillos y actividades, extender los libros del Bubisher hasta todos los rincones, encontrar nuevos socios. Que es lo mismo que decir: poner un adobe, cada uno con sus fuerzas y habilidades, en la nueva biblioteca de El Aaiun. No escuchar a los políticos que pretenden hacer creer que a la sociedad española se le ha olvidado el Sáhara Occidental. Escuchar al propio corazón, al del otro, extender la mano para dar, para acariciar, para abrir un libro bajo una acacia o una moringa en Smara Bojador, Ausserd, Dajla o El Aaiun, y ponerse a leer en voz alta. Esa hermandad es la clave de un proyecto tan imposible tan imposible que se ha convertido en real realidad, en verdad verdadera.

Lo demás, constará en acta. Y en nuestra pequeña y gran historia de amor.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *