JUNTOS EN LA DISTANCIA

Fue diferente, nos faltaron los abrazos de carne y hueso, los apretones de manos, el café del descanso… Pero, a cambio, la asamblea de este año contó con la imagen y la voz de quienes forman parte esencial de este proyecto. Alghailani, Nuha y Sahla, representando a todos nuestros compañeros saharauis, a los que se unieron los mensajes de voz de Madja, Suadu y Mohamed. Y desde Méjico, cuando allí eran las cuatro de la madrugada, dos bubisheras inmensas, Susana Báez y Lourdes Mancilla, nos transmitieron en directo su admiración por el proyecto y su apoyo incondicional.

Todo transcurrió de forma fluida y agradable, se hizo balance de un curso que se volvió difícil a partir de febrero, cuando las circunstancias obligaron a cambiar el ritmo del trabajo, a buscar fórmulas nuevas para que la lectura siguiera llegando a toda la población saharaui; se proyectaron imágenes de la nueva biblioteca de Auserd, que se inaugurará el próximo 3 de octubre; se analizaron las cuentas, haciendo especial hincapié en la necesidad de buscar financiación para poder mantener vivo el proyecto en los campamentos (nuevos socios, nuevos libros, encuentros on line con escritores…); se habló del fondo bibliotecario, de su gestión, de las necesidades actuales de adquisición de libros en árabe y de apoyo a los bibliotecarios saharauis mediante encuentros virtuales, ya que, por el momento, no existe la posibilidad de activar el programa de voluntariado; se deliberó sobre la forma de seguir manteniendo el proyecto visible entre los escolares de todos los centros que nos han acompañado durante estos años y de las posibilidades de que otros colegios se sumen a cooperar, sabiendo que estamos a las puertas de un curso muy complicado; surgió la posibilidad de planificar cursos de español para impartir en las Bibliotecas Bubisher, y se propuso crear una sala de consulta e investigación en la biblioteca de Smara, dedicada a los libros de temática saharaui y a la recopilación de tesis doctorales de tantos y tantos universitarios saharauis que han finalizado sus carreras.

Eran casi las dos de la tarde cuando nos desconectamos. El tiempo había pasado sin a penas darnos cuenta. Finalizaba una asamblea atípica en la que, ciertamente, estuvimos juntos en la distancia.

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