Cinco años,cuatro asambleas, el verdadero corazón del Bubisher aquí­ en España.
Antes del primer curso no hubo, porque un sueño no puede celebrar asambleas. Al acabar sí­, nos reunimos en el inolvidable Patio Maravillas. Luego en el Chaminade, y el año pasado en Tabacalera. Esta vez en Arriondas y la playa de Vega.
Treinta bubisheros venidos de toda España, un centenar que no pudo acudir, miles de niños que lo han hecho todo posible desde sus colegios e institutos. Porque es cierto, este ha sido el año de los colegios. En los de Smara y Ausserd, donde el trabajo ya está completamenteregularizado y se ha convertido en imprescindible para hacer crecer el amor de los niños por la lectura. Y en los de aquí­, que han servido para enseñar elcamino de la solidaridad a los niños, que ha hecho que estos investigaran eintercambiaran trabajos con los de allí­, y que además ha sorteado la crisiseconómica con la vieja pero imprescindible teorí­a de los pequeños pocos quemueven montañas. Y bibliobuses.
Balance de un año en el que la biblioteca pública (más de 5.000 libros en español y árabe, rigurosamente seleccionados y clasificados) ya ha puesto su maquinaria al 80%. En el que hemos comenzado a trabajar en Ausserd en colegios y clubes de lectura, y en el que hemos conseguido mantener la mayor parte de estos últimos en Smara, pese a los ajustes y loscambios de personal.
Gabriel Herrerí­a, de Cantabria por el Sáhara, que vino con Alouda y con nada menos que Fernando Llorente (oyente de honor), decí­a que el Bubisher ya ha alcanzado la mayorí­a de edad, y que va siendo hora de que sea conocido por el enorme tejido solidario del Sáhara Occidental como un proyecto estratégico para incrementar el nivel cultural de la población refugiada saharaui, y así­ poder vencer en la batalla de las ideas. Con qué orgullo, con qué satisfacción escuchamos esas palabras. Y es que laasamblea, aunque un poco aguada por la única mañana lluviosa en Asturias de las últimas semanas, fue seguramente la más feliz y relajada desde el Patio Maravillas. Un ambiente delicioso, intervenciones equilibradas y sin casi controversia, y un claro objetivo: que el curso que comienza en octubre sea el de la consolidación de todo lo hecho, y en el que empecemos a explorar las posibilidades reales de extendernos a El Aaiun y Dajla. Algo que, según nuestro análisis, pasa necesariamente por la cooperación con otros proyectos similares, de los muchos que nacen espontáneamente en los ámbitos de la solidaridad con el Sáhara. Y eso será mucho más fácil si las autoridades saharauis hacen más fácil esa coordinación.
Y si este que termina ha sido el año de los colegios, el año que viene, decí­a Limam Boisha, puede ser el de los libros.Libros editados o coeditados por el Bubisher, para con ellos extender la cultura mestiza saharaui, y para financiar el sostenimiento de la cada vez más compleja estructura del proyecto. El primero será probablemente Ritos de Jaima, de Limam Boisha, el autor de nuestro emblemático «Un beso, solamente un beso…» y que esta vez explora, a caballo entre el ensayo y la poesí­a, los aspectos más profundos de la cultura saharaui. Se alternarán otros saharauis con alguno de autor español, y uno de los previstos está escrito por los niños de uno de los clubes de lectura y escritura de Smara.
En fin, se repasaron los informes enviados por los propios saharauis que trabajan en el Bubisher, y se dio cuenta de todo el trabajo realizado por las distintas comisiones: bibliotecas, márketing, planes de lectura, colegios, relaciones institucionales…
Alguna remodelación, que no afectará altrabajo sino para hacerlo más efectivo, mucho buen humor, y un renovado deseo de seguir y seguir, luchando por el derecho más sagrado de todos los pueblos, el de la cultura, que en el caso de los saharauis y su apego indestructible al castellano, ha sido abandonado por las instituciones estatales, pero defendido palmo a palmo por la sociedad civil. De la que el Bubisher forma parte.
Y a seguir rodando, daira a daira.