HORIZONTE

 

El fuego de los dioses

que alentó la cultura

y el progreso flamea

en la raya lejana

sobre la que los días

vacilan cada noche

por saber de qué lado

caerá el amanecer.

 

Mas

el foco de la pira

irradia indiferente

una luz que se enfría

en el largo trayecto.

 

A la hora del alba

en las nobles galabba

-corazones, montañas-

arde el aire gélido

y se templa, paciente,

al amoroso soplo

del fuelle que mantiene

activos los rescoldos

del carbón y el espíritu,

en las jaimas -hogares.

 

No existe el horizonte

fuera de nuestras almas

-dice el viejo poeta-,

es llamada interior

que sabe nuestros nombres,

llama que quema dentro

abriendo heridas hondas,

utopía posible

para esperar luchando

su cicatrización.

 

Fernando Llorente (del libro “DE VERSO Y PIEDRA. La saharaui una cultura de la tierra”, editado por Alouda Cantabria)

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