Sí, sí, hemos colgado los libros hasta septiembre. Estamos cargando las pilas para volver enseguida con nuevas y buenas vibraciones. Nuestro Bubi ha migrado hacia el norte huyendo del agobiante calor de los campamentos, pero vosotros, tranquilos, que se está empapando de reparadoras brisas marinas, pero también de ideas y proyectos que llevará en su vuelo de regreso para el próximo curso. Borges decía que algunos no pueden imaginar un mundo sin pájaros y otros no pueden imaginarlo sin agua; el argentino universal y nosotros somos incapaces de imaginar un mundo sin libros. Por eso los hemos colgado, que reposen un poco, como esos árboles que están una temporada sin fruto, precisamente para rebrotar después con mucha más fuerza y dar sombra y cobijo a un montón de chavales que se sientan a su sombra, los empiezan a zarandear y hacen caer, en lugar de manzanas o ciruelas, aventuras increíbles, cuentos fantásticos y personajes míticos.

Y para que esa magia siga siendo posible hay gente que continúa trabajando y maquinando nuevos proyectos que verán la luz allá por septiembre u octubre, como esa nueva biblioteca de El Aaiún que ya está casi preparada para cobijar una nueva camada de bubisheritos y bubisheritas dispuestos a mover el árbol hasta que caigan de él los frutos más apetitosos con los que saciar su hambre de diversión y conocimiento.

Así que, a esperar tocan, dejemos dormir a nuestros libros, ya se irán despertando ellos solos, poco a poco, en cuanto oigan el griterío de la chavalería, ansiosa de descolgarlos.

Javier Bonet