HASSANA

Llegó un día, allá por el año 2011, y se quedó para siempre. Sin él, el Bubisher no sería lo que hoy es.

Hassana fue la fuerza y la determinación para que se construyera el primer Nido en Smara. Construyó junto con Skeirit las bibliotecas de Bojador, Dajla, y la nueva de Ausserd. Buscó a los mejores conductores, arregló averías. Y cuando surgió algún problema con las autoridades, ahí estaba Hassana, para reparar el diálogo, para sembrar entendimiento y razón.

En estos días de fin de otoño ha hecho las necesarias reparaciones en las cuatro bibliotecas, duramente golpeadas por el peor clima del desierto; ha cambiado las ruedas de los bibliobuses y no ha parado hasta subsanar las averías que dificultaban su correcto rodaje por las pedregosas vías que unen las bibliotecas con las dairas.

Hassana está detrás de cada bibliotecaria saharaui y de cada monitor para que los sueldos lleguen el primer día de cada mes, para que cada factura sea debidamente pagada.

Y él, que no lee mucho, entiende mejor que nadie lo necesarias son las bibliotecas públicas para la salud mental de todos los saharauis, para dibujar entre todos el mejor futuro posible para su pueblo, un futuro basado en la cultura. También está detrás de esa niña que hoy abre por vez primera un libro. Y no le importa el horario, ni el esfuerzo, ni el cansancio (palabra que desconoce). Hoy todo funcionará en el Bubisher, fruto del trabajo de muchos y de la solidaridad de miles. Y si algo pasa, tranquilos: Hassana no se rendirá, contagiará su mejor sonrisa, inventará una nueva manera de afrontar el problema. Porque es la sonrisa del Bubisher, porque nunca pierde el buen humor y está detrás de ti, de mí, de miles.

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