“GRACIAS”, “DE MUCHO”.

Miro la fotografía y pienso que es poco probable que estos niños de Aussserd, disfrutones y felices, sepan que si tienen ese bibliobús, esa preciosa biblioteca con libros, con porche y jardín, con adelfas, moringas, con hierba y amorosa sombra, y sobre todo con cariñosas bibliotecarias, es gracias a las niñas y niños de Madrid y Smara que un día, hace ya unos cuantos años, decidieron escribir juntos un libro que ahora cambia las vidas de todos los de Smara. Sucedió antes con las niñas del club de lectura de Farsía, que escribieron con Gonzalo “El niño de luz de plata”, que se convirtió en la biblioteca y el bibliobús de Dajla. Y siguió Arena y Agua, coordinado por Mónica Rodríguez.  Lo mejor, lo que ha cambiado las vidas de los de Ausserd: una biblioteca en la que pasarlo bien, hacer amigos nuevos, aprender y conocerse a ellos mismos. De aquel libro, de la imaginación de aquellos niños de Madrid y Smara, nació esa alfombra, ese bibliobús que se intuye detrás, nació su biblioteca. Que ya es suya, tanto como ellos mismos deseen. Gracias, dicen ellos. De mucho, dice el Bubisher desde la rama de una talha, con el pico bien alto.

Gonzalo Moure

 

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