Ha mandado a toda la infantería al combate, y ya ha perdido dos peones, pero no parece que nada los vaya a detener.

El ajedrez está entrando en las dairas de la mano del Bubisher, y es fantástica la entrega con la que se están dedicando a ello. Pronto entenderá el general que los peones no son nada sin los oficiales, sin galones como manda la tradición saharaui, no se implican en la lucha y empujan los coches varados en la arena como un peón más. Como en la cultura. Las bibliotecarias y monitores del Bubi lo saben bien, empujan cuando hay que empujar, y se sacrifican por el bien común, que no es otro que la cultura. La obra de nuestro proyecto es cada vez más hermosa. ¡Y qué felices se sentirán ellas cuando un peón corone en la última fila de escaques… y se convierta en bibliotecaria también! La dama.