Así me hallaba yo en la puerta de llegadas del aeropuerto. Y mientras esperaba me daba ánimos e intentaba convencerme de que podría estar a la altura. Porque casi en todas las presentaciones de Ritos de Jaima, Limam va acompañado de Ricardo o Gonzalo, dos señores de voces profundas y verbo sugerente. Finalmente la cosa salió bien. Mejor que bien, diría.  Y esto fue posible gracias  a la gente. Siempre la gente, las personas, son las que hacen de algo bueno algo excelente, para que luego digan del género humano. La primera parada fue en el IES de Allariz. Hablamos del Sáhara, del Bubisher y de los saharauis. Los chavales nos hicieron sentir tan a gusto que la comunicación fluyó libre y se oyó poesía en sus labios. Poesía, preguntas, curiosidad , intriga, expectación…  ¿Quién dijo que nuestros adolescentes estaban  aborregados? Mentía. Al día siguiente, en el IES A Carballeira de Ourense,  a pesar de que la tecnología nos dejó más colgados que una percha, y no teníamos soporte visual alguno para trasladar a sus retinas las imágenes de la inmensa hamada, nos las arreglamos para que imaginasen melhfas y jaimas, para dibujar las sonrisas de los niños cuando suben al Bubi. La voz de Limam, el relato de su vida entre Cuba y la hamada y su juego con el turbante y los chavales, lograron la magia.La charla se prolongó, entorno a la mesa, con unos cuantos chicos y chicas, sobre la revolución y sus glorias. Quizá si nos dejan más tiempo acabarían solucionando la que está cayendo, fijo. Las tardes fueron para las  presentaciones del libro en las librerías Aira  das Letras  y Vento do Sul.  Los adultos, menos participativos si a preguntas nos referimos, lograron con sus miradas que nos sintiéramos muy cómodos y el mensaje debió llegar porque quizá de aquí salgan futuras colaboraciones con el proyecto y nuevas amistades (un abrazo cómplice a Carlos de nuestra parte).  Inchallah.

¿Y quién logró que todo fuese como la seda?  Pues Natalia Pérez Prado, María Bobillo, María Sánchez y Ana Fidalgo. A las cuatro nuestro agradecimiento y nuestro cariño por el gran trabajo que realizaron. Mención especial a Natalia, si me permitís las demás. Para finalizar quiero decir que ha sido una experiencia estupenda compartir mesa y palabra con Limam. Nos salió bien el baile al final, hermano.

Luisa.