ENTRE LINEAS


Del Bubisher formamos parte personas de todas las edades, personas de todos los puntos de España y del Sahara Occidental. Hombres, mujeres y algún niñ@ ya, al margen de los que se suben al camión diariamente.

Más de veinte voluntarios el pasado curso y cuarenta y dos en el presente. Una centena debemos ser trabajando a diario cada uno en lo suyo, tod@s tirando del carro a la vez para mover el bus en el desierto. Cada uno con su ego, su personalidad, su manera de ver las cosas, su forma de llevarlas a cabo.
Los hay impulsivos y soñadores, con grandes metas en el alma y a los que hay que atar con un cordel y tirar hacia abajo cual globos de helio, que si no corren el riesgo de quedarse perdidos en las nubes. De ellos sacamos la ilusión de creer que cualquier reto es posible, por muy lejos que se vea o muy grande que resulte.
También tenemos voluntades de hierro, gente a la que le gusta el trabajo diario, a la que no le importa llegar deslomado al final del dí­a y redactar cuanto informe, absurdo o no, sea necesario y que tiene ideas brillantes para hacer de la obligada burocracia algo digerible para tod@s.
Práctica, hay gente práctica gracias a dios, que desenreda los lí­os en los que a veces nos metemos entre tod@s. Hay muchos vasos de agua en los que ahogarse y muchos árboles que no dejan ver el bosque, en esos momentos se agradece que haya personas que te saquen de la confusión tan solo con una frase.
Imprescindibles son los entusiastas, mi grupo preferido, nada es suficientemente malo para abandonarlo y todo está cerca, todo fluye, flow, flowing, ommmmmmmm.
De toda esta amalgama de voluntades, ¿qué creéis que ha salido? Pues eso: EL BUBISHER.
La voluntad con mayúsculas, en esencia: Voluntarios, voluntad, voluntades.
Sirva esto para agradeceros a tod@s que sigáis montados en este camión-frigorí­fico, una paradoja más que nos muestra el camino para esquivar los baches, y para recordaros lo que hemos conseguido. Echad por un momento la vista atrás, al comienzo. ¿Hay algún dí­a en el que no hayáis pensado en el desierto?

3 respuestas a ENTRE LINEAS

  1. Todos los dí­as…
    A veces estoy más allí­ que aquí­, llueve y me caliento con el sol del desierto, hace sol y sigo en el siroco de Smara. Tenemos dos -maravillosas- vidas que sólo de vez en cuando se chocan para recordarnos qué estamos haciendo, por qué y hacia donde. ¡SEGUIMOS!

    Un beso grande.
    Inés*

  2. Lo del Sahara es muy fuerte, un gran amigo, del movimiento solidario, me dijo que sin ser saharaui ni haber pisado jamás el Sahara (ahora ya lo ha hecho), llevaba 15 años sin dejar de pensar ni un sólo dí­a en el Sahara. Yo hago pronto 10 y espero que el esfuerzo de tanta gente sirva pronto para el fin que todos perseguimos. Un Sahara Libre y el fin de esta injusticia tan grande. Saludos al Bubisher.

  3. Una niña me preguntó por qué el Sáhara. Le dije que no lo sabí­a, pero que allí­, que no tení­a nada, era más feliz que aquí­, donde lo tengo todo. Al cabo de un rato, me preguntó: Y entonces, ¿qué hace aquí­?
    Pues eso: pensar en "allí­". Y reservar el billete.
    G.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *