Reloj de arena

El reloj de arena suele representar el devenir del tiempo. La República Árabe Saharaui Democrática acaba de cumplir el pasado 27 de febrero 49 años desde su fundación. En estos largos años, el peso de la arena no ha podido tapar el deseo de libertad y la reivindicación de justicia del pueblo saharaui.

Los granos de arena del reloj de arena no han podido ocultar el abandono y la traición de España hace casi medio siglo, cuando el 14 de noviembre de 1975 se firmaron los Pactos de Madrid, que marcaron el futuro de los saharauis hasta el presente, pactos realizados a espaldas de los propios saharauis, desdeñando las legislaciones Internacionales, burlando el derecho internacional, olvidando las relaciones históricas y, sobre todo, sin tener en cuenta la voluntad de la mayoría de los y las saharauis.

Tormentas —y tormentos— de arena

Expulsados violentamente de su tierra, el Sáhara Occidental, se refugiaron en los campamentos de Tindouf, donde, a pesar de las tormentas de arena climáticas y políticas, los saharauis han sido capaces de construir un Estado, la República Árabe Saharaui Democrática, cuyo aniversario hoy celebramos.

El Estado Saharaui se ha construido con la participación directa del pueblo saharaui y a través de la solidaridad, no de la caridad, ayudamos a construirlo: hoy en día, cada uno de los cinco campamento de personas refugiadas cuentan con un bibliobús y una biblioteca; se ha conseguido completar la red nacional de bibliotecas saharauis. Somos conscientes de que en esas bibliotecas del desierto, en esos nidos del Bubisher, es el propio pueblo saharaui el protagonista, que lleva adelante el día a día; a nosotros nos corresponde multiplicar nuestro compromiso y mantener la ayuda.

Granos de arena

Los granos de arena de este texto suman casi 2000 caractéres, pero, estando en Ramadán, no puedo acabar sin dirigirme a los amigos y amigas saharauis, —Ramadan karim, Ramadan mubarak—; que sea un mes de felicidad para vosotros y para vuestros familiares.

Josu Jimenez Maia