El jardín de Ebnu

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Muchas, muchísimas veces hemos dicho que la hamada es el desierto del desierto, una tierra inhóspita y desoladora, sembrada de piedras que absorben temperaturas extremas. Nadie diría que en el medio de este paisaje tan descarnado, un hombre, con vocación de jardinero y armado de infinita paciencia, sueña con crear un pequeño oasis.
Se llama Ebnu Omar (lleva nombre de poeta) y es el nuevo guardián de las instalaciones del Bubisher en Smara. Desde que llegó, no ha dejado de mimar las pequeñas plantas que raquíticas y alborotadas, luchaban por no morirse. Ni ha dejado de pensar cómo reorganizar el espacio para plantar unos árboles de extraordinarias propiedades medicinales, cuyo nombre genérico es “moringa”.
Si lo consigue, y lo conseguirá con la ayuda de Hassanna, no será un milagro de la naturaleza sino el resultado de su esfuerzo y perseverancia, una lección para quienes se rinden antes de tiempo y un ejemplo para entender que las dificultades se pueden sortear si se cree con fuerza en lo que se desea conseguir y se lucha por ello.
Ebnu siembra semillas en la tierra, Kabara, Brahim, Alghailani, Ahmed, Mohamed y Larossi, siembran cultura en la fértil mente de los niños. Y entre todos escriben una historia de vida y esperanza en un futuro que les pertenece.
Y como todo futuro se edifica sobre los pilares que otros construyeron, no podemos olvidar que Salama, el anterior guardián, que en la actualidad goza de un merecido descanso, también dejó su huella impresa en todos nosotros.
Gracias, Salama.
Gracias, Ebnu.

2 respuestas a El jardín de Ebnu

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