EL INFINITO HORIZONTE

Dicen que el horizonte es infinito, y cuando se siente, emociona.

Esta foto en la biblioteca ha captado el círculo de atención entre los chicos y chicas y el monitor.  Algo apasionante les debe estar  contando, y por cómo miran parece que anhelan ya el desenlace de la intrigante historia.

Cuando en el 2008 partió el primer bibliobús a los campamentos, dibujaba el horizonte una solidaria manera de garantizar el derecho a la lectura de los niños y las niñas de la hamada. Alcanzado aquel sueño, volvió el horizonte a perfilar. Y así se hizo realidad la red de  bibliotecas y bibliobuses, y hoy jóvenes saharauis gestionan desde ellas el disfrute de muchísimas personas de todas las edades en  los campamentos, y promueven la universalización del derecho de acceso a la cultura para todas las personas. Y como por cada biblioteca, semilla de libertad, el horizonte no ha parado de dibujar, está claro que queda mucho trabajo por hacer.

Los de la foto son jóvenes de secundaria recibiendo una formación dentro de la cuarta campaña 2023 de sensibilización sobre prevención del VIH/SIDA . Él es un trabajador del sistema de salud, y que bien, usuario ahora de la recién estrenada biblioteca de El Aaiun. Les ha repartido folletos y ahora les da una formación que los va a empoderar en autocuidados y prevención de riesgos, para que así ellos y ellas puedan contribuir a la preservación de la salud comunitaria, y sobre todo desde esa conciencia puedan convertirse en personas adultas que sabrán encontrarse a sí mismas para elegir libremente sus caminos en el horizonte, desde ese lugar donde les ha tocado nacer en el que pareciera que no hubieran horizontes.

El poeta beduíno Ahmehdu dice en “La zancada del Deyar” que  “la mejor resistencia frente a Marruecos es la cultural” y refiriéndose a las bibliotecas de los nómadas cuenta que “las urgencias y la guerra habían metido la literatura en los baúles” y prosigue “el saharaui es un beduíno puro, solo tiene ojos para el horizonte”.

Ese pájaro que augura buena suerte debió escuchar a Ahmedu y desde entonces mueve en su vuelo sobre la hamada aires beduínos.

Koro Azkona

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