EL CIELO QUE DESCIENDE A LA TIERRA

Dice el escritor norteamericano, John Updicke, que la lluvia es gracia. Es el cielo que desciende a la tierra. Sin lluvia no habría vida.

Y ¿qué es la lectura? Acaso leer no son gotas, lluvia de letras que caen de las nubes de la ficción y a nuestros sueños. Qué sería de nosotros sin los libros. No quiero ni pensarlo.

Esta mujer sujeta con sus manos el cielo. Y del cielo desciende hasta sus ojos un relato que la tiene absorbida. Viendo la posición de los párrafos y la justificación del texto, podemos deducir que está leyendo un libro en árabe con sus respectivas ilustraciones.

La joven comparte mesa con un niño o quizás una niña. Del que solo vemos su mano izquierda, mientras coloca una pieza roja en una especie de torre o palanca gris. Me han dicho que ese juego se llama TOPPLE, un juego de balance y que ayuda a los niños a concentrarse. Qué maravilla de sencillez y qué útil en estos tiempos de aceleración.

¿Juega sola o en compañía? Lo cierto es que los dedos de esta mano se mueven con sigilo. Su intención no es secreta sino colaborativa. Tienen la intención de posar suavemente sobre la palanca, para no cortar los hilos que va tejiendo la imaginación de la lectora. Qué tranquilidad y qué paz trasmite esta foto. Hasta los libros del fondo parecen dispuestos, no en las estanterías de una biblioteca, sino en sofás, para echar una siesta después de la comida.

Si la lluvia es el cielo que desciende a la tierra, entonces, la lectura siempre será el cielo que desciende a nuestras almas.

Limam Boisha.

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