EL CIELO PROTECTOR

 

“Si del cielo pudiera cosechar

las estrelladas frutas,

La primera sería la del consuelo,

La segunda la del hondo pasado,

Y la mejor la del mañana preñado.”

 

Todo lo que es el Sáhara está en su cielo, testigo de sus pactos con la vida, con el pasado y con el futuro. En él viven eternamente los poetas y los sabios, los guerreros y los mártires, y se miran cada noche en el espejo de sus cementerios, y de día en el bullir de sus escuelas y bibliotecas, en las miradas de sus niños.

A ese cielo protector encomendamos cada paso, cada vuelo del Bubisher, sabiendo que estamos construyendo puentes entre la cultura oral y ancestral y la nueva cultura universal, y por eso furiosamente local, de los libros. Fue un compromiso vital con esa cultura que languidecía lejos del cielo, en el fuego fatuo de los móviles, y que ahora florece cada mañana en cada escuela y cada tarde en cada una de las cinco bibliotecas. Cada vez que un niño abre un libro en una de sus amorosas mesas, se enciende una nueva estrella en el cielo.

Gonzalo Moure

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