Hoy, 1 de octubre, celebramos el Día Internacional de la Música, un arte universal que ha acompañado a la humanidad desde sus orígenes. Nuestro reconocimiento y felicitación van para quienes son padres y guardianes de este arte inmortal, capaz de unir corazones, transmitir emociones y despertar conciencias.
En el Sáhara Occidental, la música es más que un adorno cultural: es una esencia vital. Por la tradición bidani, cada momento de la vida cotidiana saharaui está impregnado de canto, de poesía, de tambores, de tidinit, de etbal y de la fuerza de las voces que resuenan en jaimas, bodas, bautizos, aniversarios.
Durante la colonización y la ocupación, el pueblo saharaui, con el Frente Polisario a la cabeza, convirtió la música en un arma poderosa contra la opresión. Hizo de ella una trinchera cultural y política que sensibilizó, unió y dio esperanza. Canciones de resistencia, himnos de libertad y melodías de nostalgia mantuvieron vivo el espíritu de un pueblo que nunca se rinde.
Antes de que las guitarras y las voces se alzaran, estuvieron los poetas saharauis; guardianes de la palabra, cultivadores de versos que dieron raíz a la canción. Gracias a ellos, la poesía se transformó en música y la música en bandera de identidad y resistencia.
La voz inconfundible de Mariem Hassan, el grupo «chahid Luali», las cuerdas vocales, combativas de Nayim Alal, la fuerza poética de Aziza Brahim y tantos otros cantautores y grupos saharauis han tejido un repertorio que viaja del haul tradicional a las fusiones con blues, flamenco, rock, reggae o rap, mostrando la riqueza de una cultura que no se deja silenciar.
Y hoy, en este homenaje, también se suman repartidas a lo largo y ancho de los campamentos de refugiados saharauis las bibliotecas Bubisher, porque cada libro que abre una niña o un niño en los campamentos de refugiados saharauis es también música: música de palabras, de sueños y de libertad. Bubisher canta a su manera, con páginas en lugar de notas, con historias en lugar de acordes, pero con la misma melodía de esperanza.
Por eso, en este Día Internacional de la Música, celebramos a los poetas, a los músicos, a los lectores y a todos los que, con sus voces, sus instrumentos o sus libros, mantienen viva la canción infinita de la dignidad humana.
La música es libertad, y el pueblo saharaui canta para nunca dejar de ser libre.