DE LA ORALIDAD A LA ESCRITURA

Las abuelas y madres saharauis, quizás como todas las abuelas y madres del mundo, son grandes contadoras de cuentos que vuelan de generación en generación, de jaima en jaima. Pero, a veces, si no se recogen, muchos de estos cuentos pasan a formar parte del inmenso espacio del olvido. Por ello, Sajla ha propuesto a su club de lectura que los escriban, porque es la forma más bonita de recoger las narraciones orales de su pueblo.

Y se pusieron manos a la obra. Y escribieron y leyeron en hasanía cuentos preciosos . Y Sajla ha empleado parte de su tiempo libre en traducirnos al castellano uno de ellos.

 

LA VACA Y EL LOBO

Había una vez una vaca  que fue a beber agua  a un pozo y, de repente, escuchó una voz que le pedía ayuda. Cuando se dio cuenta de que la voz venia del pozo , preguntó:

—¿ Quién eres?

Y la voz le contestó:

—¡Soy el lobo! ¡Me he caído en el pozo y necesito que me ayudes a salir de aquí!

—No me fío de ti—le contestó la vaca— Si te saco del pozo, no me dejarás marchar y me comerás.

El lobo, con voz temblorosa, le contestó:

—Te juro que no lo haré. Ayúdame, por favor

La vaca, conmovida, decidió ayudarle. Metió su cola  en el pozo para que se agarrase a ella y tiró y tiró hasta que el lobo consiguió salir. Y cuando ya estaba fuera, el lobo no hizo ni la más mínima intención de soltar a la vaca.

— ¡Suéltame!—gritó la vaca—¡Cumple tu palabra! ¡Me juraste que si te ayudaba, no me comerías!

—¿Pero tú te crees que un lobo que lleva dos días en el pozo sin comer va soltar a una vaca?—le contestó el lobo

A punto estaba el lobo de hincarle el diente a la vaca, cuando pasó por allí el Erizo

—¿Qué os pasa?— preguntó.

Cuando terminaron de contárselo, el astuto Erizo se rio y les dijo que ni él ni nadie creería, si no lo veía, que una vaca pudiera sacar con su cola a un lobo de un pozo.

— ¡Pues es verdad!— gritó el lobo entre dientes para no soltar la cola de la vaca.

— Demuéstramelo. Vuelve a tirarte y que la vaca vuelva a rescatarte con su cola. Si lo consigue, dejaré que la comas—le propuso el Erizo.

El lobo quiso demostrarle que era cierto y se volvió a tirar al pozo sin pensarlo dos veces. Y entonces, el Erizo mirando a la inocente vaca a sus grande ojos le dijo:

—Vete de aquí, rápido. Y no vuelvas a fiarte de cualquiera.

 

Cuento escrito en hasanía por Handu de 10 años. Se lo contó su abuela

 

 

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