El huesped que llegue a una jaima saharaui será recibido sin que importe la hora. Tanto da si viene por la mañana o a altas horas de la madrugada. Aunque se presente en días de carestía o en medio de una tormenta, nadie se lo va a reprochar […] Quien cruza el umbral de la jaima, sea quien sea, siempre es bienvenido y se le recibe con saludos, sonrisas y abrazos.[…]
Su presencia en el hogar es un cumplido, no importan los motivos, y con él se comparte lo que se tiene, incluso lo que no se tiene, con tal de que esté a gusto, se vaya satisfecho y vuelva alguna vez. Porque para los saharauis, la hospitalidad no es solo ley de vida, es la ley de la vida.
Ritos de jaima
Liman Boisha, 2012