Cultura contra el olvido


El pasado fin de semana y envueltas en un ambiente festivo y luminoso, se celebraron las Primeras Jornadas Culturales Saharauis. El Bubisher participó como invitado de excepción. Gonzalo y Liman cautivaron a los presentes con sus palabras llenas de sabidurí­a, entusiasmo y esperanza.
Gonzalo destacó la importancia de nuestro proyecto en el desarrollo de la infancia y juventud saharaui, puesto que, una vez agotadas las ayudas internacionales de algunos paí­ses como Cuba, Libia y en menor medida Argelia, estamos asistiendo a un deterioro más que evidente en la formación de la juventud saharaui. Por eso, se necesitan proyectos como el Bubisher para sembrar semillas de esperanza en esa infancia y juventud deseosa de cultura.
Factores indispensables para que esas semillas echen raí­ces y crezcan fuertes son la continuidad en el tiempo y la alimentación permanente, tanto en recursos materiales como en programas de formación continua. Si no es así­, los proyectos que con tanto esfuerzo se ponen en marcha, terminan secándose y finalizan amontonados en el árido desierto del olvido.
En ese sentido, el Bubisher se mantiene alerta. Comenzó dándose a conocer en todos los campamentos llevando cuentos e ilusiones a cada una de las escuelas de los mismos. Posteriormente, y ya en Smara, se puso en marcha un humilde y a la vez ambicioso plan experimental de trabajo con la participación directa de monitores saharauis. Y el resultado ha sido tan positivo que, lejos de quedarse ahí­, se ha construido una biblioteca fija que no solo es una biblioteca sino un lugar de encuentro y desarrollo cultural. Son muchos los voluntarios españoles que colaboran con este proyecto, pero quizás lo más importante sea la incorporación paulatina de jóvenes saharauis que se forman en el Proyecto para pasar a ser, a su vez, formadores, bibliotecarios, coordinadores de clubes de lectura, monitores de la enseñanza del español a través de la lectura. Todo un reto que en breve se extenderá por otros campamentos.
Y como la unión hace la fuerza, es importante que se intente una aproximación y, en la medida de lo posible, un buen nivel de coordinación con otros proyectos que vayan en la misma lí­nea, para que todas las Wilayas tengan bibliotecas, espacios de desarrollo cultural en los que canalizar las inquietudes y los deseos de apertura de una generación que avanza hacia el futuro sin olvidar su pasado.
Queremos ser y creemos que podemos llegar a ser esa semilla que a largo plazo haga florecer la cultura en los campamentos. Porque estamos convencidos de que la cultura ofrece las herramientas para ser más crí­ticos, reflexivos, libres y, por añadidura, posiblemente más felices.
Y así­, a golpe de reflexiones sobre la cultura como antí­doto contra el olvido, bajo un sol de justicia, con un entusiasmo a flor de todas las pieles y unas pinceladas de interculturalidad que culminaron con una comida senegalesa, se fueron desarrollando estas primeras jornadas en las que Rocio y Amelia, voluntarias del Bubisher, recién regresadas de Smara, vendieron camisetas pintadas por los propios niños y expusieron fotografí­as de su reciente viaje.
En una de las camisetas, se podí­a leer:

«Mi tierra,
lugar de donde vengo
a donde voy»
Mohamed Ali ali Salem
«No olvido»

Crónica de Cándida Santiago, coordinadora de las Primeras Jornadas Culturales Saharauis

Una respuesta a Cultura contra el olvido

  1. La verdad es que ahí­, en Cabestreros, los bubisheros sentimos que la lucha por la cultura en los campamentos es más importante que nunca. Y que por tanto se nos escucha con cariño desde todo el entorno de la solidaridad saharaui. Y sí­, es muy importante que crezca la coordinación entre todos los proyectos culturales para no hacer esfuerzos baldí­os, para que todos coincidan y no sea posible que la presente generación de niños y jóvenes saharauis caiga en el vací­o, en la inacción, en el olvido. No nos asusta pensar en el tiempo que tardaremos en ver los frutos de nuestro trabajo. No nos asusta el muchí­simo trabajo que el Bubi exige. No nos asusta la indiferencia de los que administran nuestro dinero. Lo único que nos podrí­a asustar serí­a la indiferencia de los propios niños. Y quienes hemos vivido este año allí­, quienes nos hemos empapado en escuelas y clubes de lectura, sabemos que por ahí­ no tenemos que tener miedo. Del Nido saldrá una generación culta y libre. 

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