CON ALTURA

 

Este mes de septiembre, Ángel y Fernando Oria han continuado en solitario la Marcha por la Libertad del Pueblo Saharaui que multitudinariamente se llevó a cabo el año pasado y que ellos han querido reivindicar caminando durante siete días desde Santander hasta Peña Vieja, pico enclavado en el Macizo Central de los Picos de Europa. Desde el nivel del mar hasta los 2619 metros de altura, Ángel y  Fernando han disfrutado y han sufrido, porque el paisaje es hermoso, pero el ascenso a Peña Vieja es duro, muy duro.

De Santander a Santillana del Mar. De Santillana a San Vicente de la Barquera, pasando por Campogiro, para despedir a Milagros, socia de honor de Alouda Cantabria y acompañar a su familia. La emoción y el cansancio acumulado en estas dos primeras etapas hacen mella a la hora de conciliar el sueño y a Ángel le da por pensar en Sánchez y Álbares y en quién ha movido los hilos para que se portaran como marionetas.

 

 

Comienza la tercera etapa. El mar queda a sus espaldas, y de frente, el camino lebaniego, que se cruza con el de Santiago cuando se encuentran con dos jóvenes peregrinos que, hasta ese momento, no habían oído hablar del conflicto del Sáhara. Varios kilómetros de charla, hasta que los caminos se descruzan .  Fernando y Ángel se adentran en la bellísima senda fluvial del río Nansa y cinco horas más tarde, llegan al albergue de Cades.

Por tramos de carretera, caminos de bosque y pistas de hormigón trascurre la cuarta etapa que les lleva hasta Cicera, haciendo pequeñas paradas para contemplar el paisaje y tomarse un tentempié. Como la etapa no ha sido excesivamente larga, suben al mirador de Santa Catalina por un camino plagado de seres mitológicos que le hacen pensar a Ángel en otros seres malvados que habitan en otros lugares. Pero pronto desecha ese pensamiento al contemplar todo lo que tiene delante: Tresviso, La Hermida, Lebeña y como telón de fondo, los majestuosos Picos de Europa.

Y empieza la quinta etapa y con ella la belleza emparejada con la dificultad. Ascienden hasta el collado de Arceón, próximo en distancia, pero no en dureza, de la braña de los tejos. Desde allí bajan unos kilómetros, para volver a ascender y volver a bajar hasta Castro Cillorigo. Parada obligada para comer y de nuevo al camino hasta llegar a Potes. Y durante todo el día, cruce con nuevos peregrinos, apoyo mutuo, camaradería.

Ya pesan los días y queda lo más difícil, pero, tal vez, lo más fascinante. Acompañados por una muchacha francesa que conocieron en Potes, hacen un primer tramo de 12 kilómetros en esta sexta etapa. La francesa sigue. Ellos paran a tomar un café y a escribir su crónica diaria. Y regresan al camino hasta llegar a Espinama y después de una cervecita bien fría, sin para hasta Fuente De.

Último día. Y último gran esfuerzo. Aún no ha amanecido cuando se encaminan por el canal del Hachero hasta la parte superior del funicular, salvando un desnivel de 800 metros en poco más de tres kilómetros. Y otros 800 metros más de subida hasta coronar en Peña Vieja. Agotados pero felices, clavan la bandera saharaui en la cima de Peña Vieja, donde ondea movida por el viento bajo un cielo sin fronteras, sobre una cumbre libre de especulaciones humanas. Y es ahí ,en ese momento, cuando Ángel y Fernando escriben:

“Ahora y aquí, no queremos pensar en aquellos que con sus palabras retuercen la verdad, la justicia y la legalidad, para no se sabe qué intereses espurios, preferimos centrarnos en la esperanza, la del pueblo saharaui que lleva demasiados años haciendo etapas mucho más duras, pero que resiste con dignidad. Y queremos transmitirles que no están solos. Que algún día, también ellos harna con éxito el camino del desierto al mar.

 

Y terminan gritando, acompañados por el eco:

¡VIVA EL PUEBLO SAHARAUI!

 

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