No hay nada que le guste más al pájaro bubisher que buscar por el campamento la jaima a la que llevar las buenas noticias. Y al bibliobús Bubisher tampoco. Hay algo de navegación por una costa sin mar, para encontrar una playa llena de niños que ansían soñar. Y allí llega la monitora cargada de libros, una alfombra mágica en la que crear mundos y sembrar multitudes. Reír, cantar, escuchar un cuento que será semilla de muchos más.

Juntarse en esa alfombra en la que crecen y florecen la cultura ancestral saharaui y la universal. No, no hay nada más hermoso entre las tareas del Bubisher que buscar a esa niña, a ese niño que un día construirá su propio universo de palabras en un libro, una película, un poema, una obra de teatro. Un día que no podrá llegar sin este, sin el próximo viaje del Bubi por las dairas.