Mira como miran los que escuchan, sonríe como lo hacen quienes son portadores de una serenidad interior envolvente, habla con un tono de voz que invita al silencio, trabaja con la seriedad y el rigor de quien cree en lo que hace.
Brahim conocía el proyecto Bubisher desde su implantación. Lo seguía a una cierta distancia, colaborando con Kabara desde la escuela en la que trabajaba. Y hace unos meses, la propia Kabara recomendaba su plena integración en el equipo de Smara.
Su sentido de la responsabilidad ha dado continuidad al trabajo que Kabara pusiera en marcha en los últimos años, tanto en las escuelas como en el Centro de Educación Secundaria Simón Bolívar. Pero, además, Brahim se ocupa, junto con Larossi, de mantener vivos y activos los clubes de lectura.
Para Brahim, la biblioteca no solo es un lugar de trabajo directo con los niños, también se le puede encontrar en ella fuera de su horario laboral, preparando clases, leyendo un libro, echando una mano a sus compañeros.
Por mucho que escribamos sobre él, no es fácil definirlo con simples palabras, hay que conocerlo para darse cuenta de todo cuanto aporta al proyecto. Baste añadir que Smara ha ganado un gran monitor, culto, creativo y tenaz.

Si el Bubisher es hoy un proyecto en expansión, cada vez más reconocido como necesario en los campamentos, es gracias a todos los hombres y mujeres saharauis que han tomado las riendas de su funcionamiento, que además de entenderlo, luchan día a día para que los libros no se queden como adornos en las estanterías ni las palabras se vacíen de contenido. Porque ellos saben que la cultura es un derecho al que todos deben tener la posibilidad de acceder y un deber de quienes tienen la oportunidad de transmitirla.
Brahim, Kabara, Larossi, Alghailani, Ahmed, Mohamed, Menchu, Fatimetu: Tenéis en vuestras manos la enorme responsabilidad de intentar que toda una generación crezca leyendo.
Gracias por vuestro esfuerzo.