BIBLIOTECAS PARA LA RESISTENCIA

 

Ha transcurrido ya abril; abril de libros y bibliotecas y sus bondades, que son infinitas. Rememorar la parte más oscura de la historia de las bibliotecas tampoco está mal, sobre todo porque paradójicamente contándolo cobran más importancia todavía. Me refiero a la milenaria y habitual práctica de destrucción de bibliotecas como arma genocida de pueblos y culturas, que ha supuesto para la humanidad una de las mayores tragedias culturales. Traer esos pasajes dolorosos es entender el poder de los libros y reconocer lo importante que es y seguirá siendo la labor de creación, custodia y mantenimiento de bibliotecas, siempre, en cualquier lugar, y en cualquier situación por muy adversa que sea, algo de lo que saben mucho El Bubisher y sus comprometidas gentes.

La mayor parte de las grandes bibliotecas de la humanidad han desaparecido en conflictos bélicos. El enemigo sabe poner el dedo en la llaga. La quema intencionada de bibliotecas ha sido utilizada como arma arrojadiza de censura, originada en el odio y el deseo de dominar y hacer desaparecer por completo la cultura, idioma e idiosincrasia de los pueblos que las han sostenido; la desaparición de legado debilita, destruye la identidad y perjudica la prosperidad de las sociedades. Esta destrucción es una táctica que debería desaparecer para siempre.

Con la destrucción de la biblioteca de Alejandría se perdió una de las maravillas del mundo antiguo que ya nunca podremos recuperar; la de la biblioteca de Ninive en el actual Irak supuso la desaparición de las 22.000 tablillas de arcilla escritas por ambos lados sobre gramática, magia, religión, ciencias, arte, historia o literatura; la biblioteca imperial de Constantinopla, la última de las grandes bibliotecas del mundo antiguo, continuamente saqueada hasta su total destrucción nos privó para siempre de grandes obras de la literatura griega, muchas de ellas escritas sobre papiro; la destrucción de La Madraza de Granada, la desaparición de códices mayas y aztecas, el bibliocausto nazi, la destrucción de la biblioteca de Sarajevo, son algunos de estas dolorosas pérdidas del patrimonio de la humanidad, una lista de desastres que podríamos seguir alargando.

Por desgracia esta triste práctica bélica y genocida sigue hoy vigente. Ahora la perpetúa Israel en Palestina. La destrucción de bibliotecas en Gaza hace unos pocos meses ha sucedido porque han sido consideradas como objetivo bélico necesario para completar el genocidio. Israel ha bombardeado y hecho desaparecer los Archivos Centrales de Gaza, su Biblioteca Municipal, las bibliotecas universitarias, las bibliotecas de las mezquitas e incluso la prestigiosa librería y editorial Al Mansur. ¿Cómo puede ser que el ser humano siga siendo tan vil y continúe reproduciendo episodios históricos que sólo debieran ser recordados para no volverlos a repetir?

El Sahara Occidental también sufrió su particular tragedia cultural en la excelente biblioteca situada en la hoy ocupada Smara. Aquella también fue arrasada, en este caso por el coronel francés Mouret en 1913 cuando las ansias expansionistas de los colonos franceses aplicaron también aquello de ”destruye su legado y avanzarás en la destrucción de su identidad” El prestigioso Sheij Ma el Ainin que desde joven desarrollaría su vocación pedagógica e interés por la reflexión y la investigación, viajó y asentó las bases de su conocimiento para posteriormente escribir numerosos tratados de cuestiones religiosas, poesía, medicina, gramática, flora, usos y costumbres, viajes, etc. Su lucha anticolonialista le llevó a fundar la ciudad de Smara a finales del S XIX, donde construyó multitud de edificios entre los que incluyó la citada biblioteca que llegó a albergar más de 5000 volúmenes.

Dicen que Smara es el único asentamiento del Sahara Occidental construido por Saharauis. El resto de ciudades y asentamientos son de origen colonial.

Entonces, no debe ser casualidad. !Quizás fuera la magia del desierto la que durante 100 años desde la destrucción de la biblioteca de Ma el Ainin esperó hasta que los primeros impulsores e impulsoras del proyecto Bubisher decidieran asentar en el 2010 la primera biblioteca precisamente en la wilaya que lleva el mismo nombre. Es el Bubisher impulsando aliento de resistencia.

Koro Azkona

 

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