ASAMBLEA 2025: ASÍ FUE Y ASÍ LO VIVIMOS

EL ESPÍRITU DE UNA ASAMBLEA
No se trata de escribir aquí el acta, que recoja los debates y las conclusiones sobre los puntos del orden del día de la Asamblea anual de socios del Proyecto Bubisher de bibliobuses y bibliotecas en los campamentos de población refugiada saharaui, que tuvo lugar el pasado fin de semana en Valsaín (Segovia).
Pero sí de compartir el espíritu que, una vez más, ha presidido una reunión, en la que ha latido al ritmo de los corazones de los asistentes y, también, de quienes, por unos y otros motivos, no han podido estar presentes. Un espíritu que se nutre de la ilusión de cuantos, desde hace 17 años, han puesto sus ideas y su trabajo, para que hoy sean cinco las bibliotecas estables, una en cada wilaya, cada una dotada de un bibliobús, que esparce aires de cultura en libertad por las escuelas y las dairas de los cinco campamentos.
Un espíritu que cada año celebra en asamblea las vicisitudes superadas hasta lo logrado, al tiempo que se hace cargo de las que se presentan, no solo para su continuidad, sino para su crecimiento, y es cuando el espíritu se concreta humana y materialmente en forma de la necesidad de socios y la conveniencia de voluntarios, o de las averías de los bibliobuses, que exigen arreglo, o de los incentivos, dirigidos a quienes, día a día, trabajan en las bibliotecas y bibliobuses, para que no dejen de ser bastiones de resistencia.
En la asamblea de 2025, su espíritu se ha visto acompañado y enriquecido por el de un bibliotecario portugués, Nuno Marçal, que, sin pertenecer al Proyecto Bibliotecas por el Sahara Bubisher, ha hecho suyos los presupuestos y los objetivos que persigue, después de haberlos conocido por mediación de Gonzalo Moure. Identificado con la carga de humanidad, cultura y libertad, que la propia palabra “biblioteca” comporta, y a bordo de un bibliobús, Nuno recorre pueblos y aldeas del municipio portugués, al que pertenece, y establece con sus habitantes una relación de calidez humana, en la que el libro pueda llegar a ser objeto del deseo. No importa tanto qué libro, como que brote el deseo.
Así, el espíritu de la Asamblea Bubisher 2025 ha contado con un espíritu invitado afín.
Fernando Llorente
UNA ASAMBLEA Y UN CAMBIO, NO TAN SUTIL
(Una asamblea portuguesa, con certeza)
Un año más, en la Granja Escuela Puerta del Campo de Vasaín, Segovia, nos hemos reunido para hablar de lo hecho en el curso y planificar lo que hay que seguir haciendo y mejorando. Todo gracias a la perfecta organización de Paicos, Emilio, Pilar y Taquete. Este año teníamos ausencias forzadas, como las de todo el equipo navarro de Kabiak, pero al igual que en cada asamblea, también había nuevas incorporaciones, desde Valencia o Sevilla. Y, qué suerte, tuvimos la suerte de contar con nuestro bubishero portugués Nuno Marçal, que en los albores de nuestro proyecto nos inyectó el ánimo necesario para llegar hasta donde estamos. Y, como no podía ser de otro modo, nos ayudó estos días a entendernos a nosotros mismos cuando debatíamos el cambio de nombre de la asociación, mutando desde “Escritores por el Sáhara Bubisher”, que se había quedado estrecho ya hace años, hasta el que finalmente se decidió: “Bibliotecas por el Sáhara Bubisher”, mucho más abierto y acogedor. Nuno lo definió muy bien: “Las bibliotecas son la utopía, el espacio de la libertad”. Eso somos, eso queremos ser. Ya en la velada, tras la asamblea, Gustavo García Iglesias nos mostró los primeros brutos de su documental vivo sobre los niños saharauis de las vacaciones en paz y los inviernos en cultura, en los nidos del Bubisher, y Nuno nos contó su experiencia en su bibliobús de Tras os montes, sin mencionar una sola vez la palabra “libro”, y diez veces la idea de bibliotecas como lugar de consuelo, acogimiento y futuro. Ya lo son, pero su luminosa y emocionante filosofía nos ayudará a incrementar esa utopía de la biblioteca como refugio humano frente a la despersonalización de la vida. Libros, sí, pero sobre todo personas.
Por lo demás, se aprobaron las cuentas, se respiró fraternidad, se abrazaron los presentes y se recordó a los ausentes, y más que a nadie a todo el equipo saharaui que trabaja allí, diariamente. El Bubisher seguirá creciendo, pero sobre todo hacia dentro: hacia los corazones.
Gonzalo Moure
DE LA FORMALIDAD A LA UTOPÍA
Como en los últimos años, nos reunimos en el albergue Puerta del Campo de la Granja de San Ildefonso (Segovia) para celebrar nuestra asamblea anual. El sol y las nubes se alternan al compás de un viento tibio, un soplo otoñal al que cada vez le cuesta menos hacer volar hacia el suelo las hojas de los árboles. La alegría por el reencuentro se muestra con esos abrazos, besos y sonrisas que, más allá del protocolario saludo, expresan la sincera manifestación de la complicidad que nos une. En ese primer contacto también hay tiempo para mencionar experiencias pasadas y recordar a los compañeros que, por las razones que sean, este año no han podido acudir. Celebramos la variedad de nuestros lugares de procedencia, desde los cuatro puntos cardinales de España e incluso de Portugal.
La formalidad exige que la asamblea transcurra por los cauces normales apuntados en el orden del día -Bienvenida y presentación, Lectura y aprobación del acta anterior, etc.-, el necesario trámite para dar cuenta de lo realizado en los campamentos durante el último año, presentar el presupuesto para el próximo ejercicio y renovar los cargos de la Junta Directiva. De todo ello y de los acuerdos tomados casi siempre por unanimidad el secretario levantará la correspondiente acta a la que tendrán acceso los socios. La información de los miembros de la Junta, las demandas de aclaraciones, las preguntas, las puntualizaciones, las tomas de palabra, las intervenciones espontáneas, en fin, los vaivenes propios del debate hacen que se interrumpa la sesión para seguir por la tarde.
Y es entonces, en el último punto del orden del día, cuando aparece, como una luz vespertina, la utopía. Antes, uno de los asistentes ruega que desaparezca la palabra “ruego” del apartado “Ruegos y preguntas”, aparente paradoja -o “parajoda”- que, sin embargo, se justifica porque en esta asociación no hay ruegos que valgan, sino sugerencias, propuestas, observaciones, apostillas…, sinónimos que proponen, pero no imploran. La asamblea, por unanimidad, acuerda rogar a la Junta Directiva que elimine el “ruego” del apartado “Ruegos y preguntas”. Este fue el primer paso para la utopía, pero el siguiente vino cuando, enredados en un acalorado debate sobre la esencia del Bubisher -Asociación, ONG, ONGD, Utilidad pública, Ayuda al desarrollo, subvenciones, independencia…- y la renovación del nombre -Bibliotecas por/en el Sáhara-, tomó la palabra Nuno -un amigo portugués que trabaja como “Bibliotecario ambulante” por la zona de ProenÇa Nova- para decirnos simple y llanamente que él tiene el mejor trabajo del mundo, que una biblioteca es el último refugio para la utopía, un lugar que no es sólo el propicio para leer, estudiar y sacar libros, sino sobre todo un espacio para la convivencia y el entendimiento, para el encuentro que haga posible la conciliación entre la razón y el corazón. Y también dijo -con el énfasis con el que se afirman los más profundos convencimientos- que el Bubisher era la propuesta extrema de esa utopía, porque en todos estos años se ha empeñado en sembrar con bibliotecas precisamente allí donde no hay nada, llevando, más allá de la cultura y la educación que representan los libros, ese espacio único donde el sueño de una humanidad mejor es posible.
Y más cosas dijo que se quedaron flotando en el silencio de una asamblea que, emocionada hasta las lágrimas, se dio por concluida para que nos diera tiempo a ver el documental que está haciendo Gustavo sobre las Vacaciones en Paz y la vida en los campamentos. En los “retazos” que nos puso, pudimos apreciar su capacidad técnica y artística, la cualidad plástica de las imágenes, la fuerza expresiva de los niños y niñas del Sáhara. Después Nuno -luciendo una camiseta roja que en inglés decía “Yo soy un bibliotecario ambulante. ¿Cuál es tu superpoder?”- quiso ponernos unas fotos de su trabajo, pero al percatarse de que se había confundido de pendrive, utilizó su palabra –“que nunca falla, que siempre traigo conmigo”- para contarnos su labor por los pueblos que visita con su bibliobús y, de paso, volvernos a emocionar con historias y anécdotas que, en verdad, logran que sea posible la utopía.
Después de la cena, dos compañeros cantan a capela un poema de Fernando y, ya en una de las cabañas que se asemejan a las jaimas del desierto, volvemos a reunirnos para de una vez por todas “arreglar el mundo”. A la mañana siguiente, llueve débilmente. Llueve sobre los tejados del albergue, sobre los árboles y la tierra seca, sobre todos nosotros que nos despedimos con los abrazos y besos sentidos hasta el próximo reencuentro. Llueve sobre las palabras que seguirán sembrando la utopía de hacer brotar bibliotecas y bibliobuses en/por los campamentos del Sáhara.
Marcelo Matas de Álvaro
UNA MIRADA HACIA EL FUTURO
Este fin de semana pasado volvimos a encontrarnos las gentes del BUBISHER en Balsaín, ese magnífico lugar que Emilio y Paicos nos reservan cada año, para reunirnos, charlar, escuchar, aprender, conocer gente nueva, en definitiva, ver volar ese BUBISHER que tanto queremos y que tanto cuidamos. Comenzamos la tarde del viernes con una visita en La Granja a la exposición “49 miradas y una esperanza” que continúa con su periplo por diferentes ciudades españolas (próxima parada en Coslada).
Conocimos la situación actual del proyecto, miramos hacia el futuro del mismo con ilusión y preocupación a partes iguales, abrimos nuevas vías de trabajo muy interesantes, especialmente la colaboración con el mundo universitario que nos propuso Eduardo. Y recibimos como niños la noche de Reyes el relato de nuestro amigo portugués Nuno, alguna de cuyas frases sobre bibliotecas y utopía hizo tambalear el lacrimal de algunos asistentes.
Ya a nivel personal, no puedo dejar de agradecer el gesto de reconocimiento que la Junta Directiva tuvo con el trabajo de ALOUDA CANTABRIA y el colegio DAINA ISARD. Los bárbaros del norte prometemos (aunque todavía no me explico cómo nos aguantáis) seguir al pie del cañón en la difusión y defensa de este proyecto
Javier Bonet

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