APRENDER JUGANDO

El espíritu del Bubisher está en los libros, en las bibliotecas y sus bibliotecarios, pero sobre todo está en los niños, esos niños y niñas que van todos los días y leyendo hacen volar su imaginación hasta sitios muy lejanos, está en acercarse a la biblioteca porque es un buen lugar en el que refugiarse del calor, buscar nuevas lecturas, aprender o conocer gente, pero también un buen lugar para jugar porque así también se aprende.

Su esencia reside en disfrutar de las pequeñas cosas que tenemos cerca y en eso las niñas y niños saharauis son verdaderos expertos. Expertos en hacer de la vida un juego, en quitarse las chanclas y echar a correr, en dibujar en la arena o usar unas sillas para pasar un buen rato con sus amigos, en ser niños y disfrutar como tal a pesar de vivir en un campamento de refugiados.

En el Bubisher se enseña y se aprende, independientemente de la edad a jugar, pero a jugar de verdad, disfrutando, aprendiendo e imaginando. El Bubisher no es un lugar en el que estar en silencio, sin sentir ni divertirse, el bubisher es un oasis de felicidad, juego y lectura en medio del desierto.

Alba Bolado

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