Luces y sombras

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No es fácil pasar estos días sin ser ajenos al estridente resplandor de miles de bombillas de colores. No es fácil no caer en la tentación de hacer listas de deseos, de compras de regalos, de buenos propósitos, ni lo es mantener a raya al teléfono para que no se sature de mensajes de paz, amor y buen rollo. Todo tiende a una felicidad ficticia y enlatada que nada tiene que ver con la realidad.
Son muchas las personas que, por diferentes motivos, llevan bajo su piel un dolor que se intensifica en días señalados, muchas las que no celebran nada, porque nada tienen, y otras muchas que luchan cada día por salir de la injusticia hacia la libertad. Y mientras esto ocurra, es casi obsceno hacer alarde de tanta celebración
Encender las luces del entendimiento, leer en los ojos de los niños, caminar hacia la utopía aunque quede tan lejos y regalar un poco de nuestro tiempo hoy y cada mañana es la mejor manera de atravesar la invisible línea que separa dos años.

 

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