El vuelo de un sueño colectivo

DATOS DEL CENTRO colaborador con BUBISHER
CENTRO: C.E.I.P: “ANTONIO HERNÁNDEZ GIL”
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FAX: 924 01 99 41
06650 PUEBLA DE ALCOCER
BADAJOZ
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Realizar un sueño es de lo más gratificante en la vida, si ese sueño es compartido por varias personas y además lleva implícito el trabajo, el esfuerzo y las ilusiones de más personas todavía, ya no puedo expresar que supone.

Tras tres cursos de trabajo intenso por parte de nuestro alumnado, Claustro y resto de Comunidad Escolar, y dos años intentando viajar a los campamentos de refugiados del Sáhara para colaborar con el Bubisher; por fin las Navidades pasadas llegó la oportunidad de cumplir este sueño colectivo.

Llegamos al campamento de Smara en la madrugada del 28 de diciembre, después de prácticamente un día completo de largo y pesado viaje (aeropuertos, escalas, esperas interminables); pero a pesar del cansancio, iniciamos nuestra actividad en pocas horas, pues estábamos deseosos de tomar el primer contacto con el nido del Bubisher. Tras el desayuno, Brahim, trabajador del Bubisher, nos llevó al nido, donde nos esperaban Kabara, la directora de la biblioteca y algunas voluntarias; todos, trabajadores abnegados, que facilitaron en todo lo posible y más, nuestra labor allí durante unos días. También nos recibieron con cara de sorpresa y algo de expectación, los niños y niñas que acostumbran a frecuentar la biblioteca.

Esa misma tarde llegaríamos a la hora de abrir el nido, cargados con kilos de atractivos materiales impresos y audiovisuales: de lectura, aprendizaje, entretenimiento y juego; elaborados durante tres cursos por nuestra Comunidad Escolar, a partir de la lectura de un cuento tradicional de un país del mundo, que nuestra mascota “El Gigante de Puebla”, se encarga de conseguir.

Después de explicar a los compañeros del Bubisher durante esa tarde, en qué consistía nuestro proyecto, qué materiales llevábamos para dejar y cómo podían utilizarlos, nos pusimos manos a la obra recortando, clasificando y organizando todo, para el juego y la diversión de los niños y niñas que acudieran al Bubisher en los días sucesivos.

El día 29 amanecimos con más ilusión si cabe por iniciar nuestro trabajo en el Bubisher, pues ya conocíamos el lugar y la gente con la que colaboraríamos. Llegamos al nido e iniciamos la actividad de presentación de los personajes de uno de los tres cuentos que llevábamos, el que desarrollaríamos en el tiempo que allí estuviésemos, titulado “El lugar de los sueños”, de procedencia argentina; nos daríamos cuenta rápidamente de lo acertado de la elección del cuento a trabajar, pues realmente, allí nos encontrábamos, ¡En el Lugar de Nuestros Sueños!
Tras presentar los personajes del cuento en marionetas a los niños y niñas que nos acompañaban, contamos el cuento en imágenes a modo de Kamishibai, con ayuda de Kabara; después de lo cual, hicimos comprensión oral y realizamos juegos con puzles de las imágenes del cuento y juegos de cartas con los personajes del cuento ya presentados, (Quién es quién y loto memory). Esa misma tarde seguiríamos con los juegos y puzles de la mañana, además de iniciar la preparación de un teatrillo con las marionetas de los personajes del cuento, que continuarían trabajando los monitores del Bubisher.

Cuando la biblioteca se cerraba al público, aprovechábamos lo agradable de la estancia para seguir trabajando a puerta cerrada, transformando otros pocos kilos de material llevado desde España en materiales con vida para la diversión de los pequeños lectores, niños y niñas que cada día se acercaban al nido con curiosidad por descubrir las novedades preparadas.

Un día más para disfrutar de nuestra actividad en el Bubisher, el 30 de diciembre utilizaríamos las nuevas tecnologías para mostrar a los niños y niñas, la grabación del teatrillo que nuestro alumnado había preparado para ellos. Tras la visualización, realización de su propio globo de los sueños.

Esa tarde el nido se llenó de niños y niñas diferentes a los de la mañana, por lo que repetimos la actividad que tanto había satisfecho a todos en la mañana; pero además montamos un taller de globoflexia con el que nos divertimos todos, muchísimo.

Al igual que la tarde anterior, al cerrar la biblioteca al público nos quedamos transformando materiales; nuestra empresa ahora consistía en conseguir hacer un gran globo aerostático para hacer volar al día siguiente, como fin de fiesta.

Llegó nuestro último día de trabajo en el Bubisher, parecía mentira, tanto tiempo de dedicación, tanto esfuerzo, tanta gente implicada, y todo había pasado volando.
Mientras los trabajadores del Bubisher redactaban un cuento en hassanía para nuestro colegio, volvimos a las nuevas tecnologías para mostrar a los niños y niñas los bailes típicos de Argentina, país de donde venía el cuento presentado en esos días de trabajo en el Bubisher, y los juegos típicos de Argentina, grabados por nuestro alumnado para enseñar a los niños saharauis, debían aprender las reglas de los juegos durante la mañana, pues por la tarde los pondríamos en práctica.

Llegó la tarde en que haríamos una pequeña merienda de despedida, pondríamos en marcha los juegos estudiados durante la mañana y trataríamos de hacer volar nuestra sorpresa final, el globo aerostático casero.
Tuvimos la visita de Hamida, tuvimos nuestros juegos, nuestra fiesta de despedida… El único que se nos resistió fue el globo aerostático, hacía demasiado viento para iniciar su vuelo, no quiso elevar nuestros sueños para llevarlos fuera del Bubisher, allí se consumió como signo de que ese nido en medio del desierto, es el mejor lugar para soñar.

 Un gigante por el mundo