33

Aseguran los beduínos ancianos que el camello, si no hay cuchillo por medio, vive 33 años, 3 meses, 3 semanas y 3 días. Y que si ese día, ese exacto, sale a pastar, ya no vuelve; y que si se cumple mientras duerme en la majada, ya no se levanta. Hay que esperar 33 años y todo lo demás para comprobarlo, pero me han asegurado varias veces en el badía que es así.

¿Y cuánto vive un Land Rover? Eso ya… Tal vez más. ¿Y un Mercedes? Si es de mecánica antigua, quizás también 33 años; no hay más que mirar un poco en el passage para comprobarlo. Hay cosas que cambian en el Sáhara, aunque no lo parezca. Como por ejemplo esa relación con el desierto, desde el camello cabalístico hasta el Mercedes alemán de los 70. Pero siempre he creído que la duración de la vida del camello guarda una relación profunda con la esencia de los saharauis. O al menos, de los beduinos, de los auténticos saharauis. Así que ese número mágico, 33, tiene que querer decir algo. Tal vez un niño sabio, un día, se acercará a mí en uno de los jardines del Bubisher, se arrimará a mi oreja y me lo desvelará. Lo espero con paciencia.

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