SIROCO

Recogemos un artí­culo que acaba de aparecer en el periódico local de Cangas de Oní­s, La Jueya.

Está escrito por Gonzalo Barrena, profesor de filosofí­a y escritor. La foto es de Inés G. Aparicio, y fue hecha este mismo mes de octubre en Farsí­a, al mediodí­a.
SIROCO

Los espacios de arena que anegan El ífrica abrasan el aire invitándolo, también a él, a conseguir las tierras de Europa. Es el siroco que, una vez aquí­, se vuelve húmedo y frí­o provocando desasosiego entre daquienes…como si las diferencias de presión lograsen ir más allá de lo atmosférico, levantando algún modo de mala conciencia sobre las capitales europeas del bienestar.

En las relaciones familiares que se dan a ambos lados del Mar, también hay diferencia de potenciales, aunque no siempre a nuestro favor: la penuria de los campos en Tinduf no fue tan eficaz en hurtarles el tiempo a las generaciones. El hombre bebe con el brazo puesto sobre el corazón del rapaz, limpios y tranquilos ambos sobre la arena.

Al atardecer, si deja de pesar el cielo y hay salud, una vida sin cuartos de hora ve cómo se abren en su derredor algunas ocasiones. Los fotógrafos occidentales, hambrientos de ser, recogen su luz como migajas.

Gonzalo Barrena.

1.207 respuestas a SIROCO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *