SAHARA OCCIDENTAL, 49 MIRADAS Y UNA ESPERANZA, EN ARRIONDAS

Tras haber sido expuesta en Cataluña (Olesa de Montserrat, Cambrills) y Cantabria (Castro Urdiales, Pontejos, Torrelavega), desde el pasado día 13 de agosto y hasta el día 29 puede visitarse la exposición “49 miradas y una esperanza” en la Casa de Cultura del Ayuntamiento de Arriondas (Asturias).

La razón de ser de la exposición está expresada en su título. No se trata de una celebración, pero sí de una conmemoración: el próximo mes de noviembre se cumplirán los 50 años, desde que en la sede de la Presidencia del ultimo gobierno de la dictadura franquista se firmaron unos Acuerdos, al margen de toda legalidad, entre los gobiernos de España, Marruecos y Mauritania, que propiciaron la invasión violenta y la ocupación del Sahara Occidental, hasta entonces con presencia colonial española durante casi 100 años.

La exposición nació en la Cooperativa d´Ensenyament Daina Isard, de Olesa de Montserrat (Barcelona), cuando en un encuentro informativo acerca de la realidad del pueblo saharaui, entre dos profesoras del centro educativo, Núria Guixà y Laia Sisteró, con Javier Bonet, integrante de la ONG Alouda Cantabria. Por un Sahara libre, y dado que una de las profesoras, Laia, lo es de Arte, surgió la idea de poner en marcha un proyecto en el que, con la profesora y dirigidos por ella, los alumnos de Arte volcaran sus capacidades artísticas en la pintura de un cuadro que tuviera por tema uno de los aspectos de la historia reciente y la cultura del pueblo saharaui. El embrión fue alimentado con información al respecto, y fue creciendo hasta generar 49 cuadros, dedicados a otras tantas vivencias históricas, sociales, culturales…que configuran el modo de ser y estar en el mundo un pueblo, al que se ha querido, y se quiere, expulsar a las afueras de la Historia. 49 cuadros que son otras tantas estrofas de un extenso e intenso poema, tan lírico como épico, que tiene sus últimos versos en el poema del poeta saharaui Liman Boicha, escrito al dictado de los latidos del corazón, que es la última estrofa de la exposición, en forma de escultura, depositario de una esperanza que mantiene el espíritu de resistencia de un pueblo, que reclama cuanto le ha sido arrebatado, en cumplimiento de la justicia que le asiste.

Además de la difusión de una realidad humana dramática, el proyecto se propone el objetivo de recaudar fondos, con la venta de cuadros y de un espléndido catálogo, al mantenimiento y desarrollo de otro proyecto de carácter predominantemente cultural, el Sahara Bubisher, que puesto en marcha en el año 2008, ya cuenta con un bibliobús y una biblioteca estable en cada uno de los cinco campamentos.

La tarde era calurosa y lluviosa, en Arriondas. La asistencia al acto de inauguración fue reducida, es decir, lo habitual en actos de esta índole, cuando los nombres no son mediáticos. En cualquier caso, su grado de receptividad creó un ambiente propicio a que, tras el saludo de bienvenida por parte de la Conceja de Cultura y el debido agradecimiento por parte de Palma Aparicio, responsable del buen funcionamiento del Proyecto Sahara Bubisher en los campamentos, Blanca González informara de los pormenores del nacimiento y primer desarrollo de la expo, en los que participó directamente; que Ángel Oria, representante de Alouda Cantabria, informara igualmente de los objetivos principales, de la ONG, como son el Proyecto de Vacaciones en Paz, del que en la sala se encontraban cuatro niños saharauis beneficiarios del mismo, acompañados por las respectivas familias de acogida, y así mismo el Proyecto de Bibliobuses y bibliotecas Sahara Bubisher; y a que Gonzalo Moure, fundador de este Proyecto de bibliobuses y bibliotecas en los campamentos, hiciera partícipes a los asistentes de su origen, que no fue otro que la pregunta de un escolar, en un centro de enseñanza de Galicia, que quiso saber, en 2008, “qué leían los niños saharauis en los campamentos”. Y de cómo esa pregunta tiene hoy, 17 años después, una respuesta de cinco bibliobuses y otras tantas bibliotecas, uno y otra en cada uno de los cinco campamentos.  Ah, bibliotecas con jardín.

El acto se prolongó, por cuanto los asistentes recorrieron la expo, cuadro por cuadro, mostrando su interés por uno u otro de los temas, reclamando información sobre los mismos, con el resultado de dos cuadros vendidos y cuatro catálogos. A los niños saharauis les llamó la atención el corazón dorado, arropado por dos manos. Rodeaban la peana. Si esa pequeña escultura es el símbolo de la esperanza de un pueblo, los niños son la esperanza de carne y sangre.

El próximo día 29, cuando se clausure, la exposición emprenderá camino hacia otros destinos, donde ya la esperan, en Castilla y León, Madrid, Castilla La Mancha, Navarra…

Fernando Llorente

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