Mis días en el Bubisher
por Lucía Ponte
Mi paso por Bubisher empezó un día de noviembre con la compañía, apoyo y consejos de la ya experimentada Iratxe, mi querida amiga, que me introdujo en el mágico mundo del Bubisher.
Gracias a ella, en un viaje anterior, conocí a Kabara, monitora de Smara y portadora de la serenidad del nido de esta wilaya. Juntas, Iratxe y yo, conocimos al nuevo miembro de la familia de Smara, Lafdal,  siempre dispuesto a aprender algo nuevo.
Durante la primera semana,  Iratxe la mayoría de los días acompañó a Kabara en las mañanas del Bubisher desarrollando un taller de castellano con chicas que en su mayor parte era de la Daira de Farsía. Mientras tanto, todas las mañanas  el camión de Smara, el Bubisher, partía puntual del nido conducido por Brahim para recorrer los coles de la wilaya. Cada día íbamos a un cole de una daira diferente, donde el encantador Brahim conseguía que los oscuros ojos de los niños y niñas saharauis se hipnotizaran con la paz de su voz y se introdujeran en el mágico mundo de los cuentos. A mitad de mañana, la biblioteca del Internado Simón Bolívar nos abría sus puertas para que sus adolescentes construyeran sus propias historias, inventaran  otro final  a algún cuento, hicieran diferentes actividades o simplemente mejoraran y corrigieran su ortografía.
Las tardes del Bubisher nos las pasamos rodeadas de niños y niñas de diferentes colegios entre cuentos, juegos, actividades sensoriales, plastilina, pinturas…
¡¡Qué bonitos fueron esos días!!
Pero las obligaciones hicieron que Iratxe volviera a casa.
Esa semana que comenzaba, me marchaba todas las mañanas con Hassana y Squerid a la wilaya de Bojador, donde bien pronto abría sus puertas la biblioteca. Con Fetrana y Algailani tuve la oportunidad de disfrutar y vivir en mi propia piel la energía de los niños y niñas de Bojador. Cada mañana y cada tarde, en cada recreo o rato libre, el nido se llena de mochilas y batas que se cambian por libros, pinturas y sonrisas. La siempre alegre y predispuesta Fetrana organiza los ratos más frenéticos para, después de contar un cuento, jugar a las sillas, hacer un mural, o hacer alguna actividad en la puerta de la biblioteca. Algailani, con su sonrisa y con la templanza que lo caracteriza, consigue que los recreos de los niños y niñas de todas las edades, se conviertan en colores y formas que solo en el nido vamos a construir. Una semana llena de energía e inolvidable.
Con los días, llegó Beti, la super heroína bibliotecaria gallega que nos enseñó que todo es posible. Aunque en Smara no haya luz para catalogar los libros, siempre hay una alternativa para que el nido siga activo y no pierda su propia luz. Gracias a ella, la biblioteca del Simón Bolivar volvió a tener orden y sentido. Una semana más, la biblioteca de Smara se llenó de historias, canciones, juegos y niños y niñas que volaban por los aires de la curva para ser admirados por la sonrisa de Ebnu, nuestro gran protector.
Y así, entre plastilina, Nadarín,  flores de papel, Pepa, pintura de dedos, Sapo y Sepo, arena, pegamento, tijeras, olores… pudimos saber a qué sabe la luna y hasta dónde se puede querer a un amigo o una amiga. Porque como dicen muchos y muchas saharauis, no sé qué tienen los Campamentos, pero hay en ellos una magia muy especial que hace muy difícil despedirse de las estrellas del Mohayam.







 
 Sahara Bubisher
Sahara Bubisher
31 diciembre, 2015 en 2015-12-31T09:40:00+00:000000000031201512
Qué preciosa crónica, Iratxe…
31 diciembre, 2015 en 2015-12-31T09:41:00+00:000000000031201512
Qué preciosa crónica, Lucía! Pienso enviarla a todos los que me pregunten «qué se hace» si se va de voluntario.