Se fue hace ya cuatro años, pero sus huellas imborrables marcan el paso de quienes, siguiendo su estela, buscan la esencia saharaui en la voz de sus poetas, en los cuentos populares que se han ido transmitiendo de forma oral, en las historias fraguadas en el desierto, en la badia, en el mítico Leyuad. Pocos conocían como él la espiritualidad del pueblo saharaui, especialmente a través de los «Berikalla», los hombres del libro. Y su muerte truncó los proyectos de recuperación de libros clave, como «El kitab el badía», el Libro de la Badía de Mohamed el Maami.
Antonio Pomares no solo investigó a conciencia la literatura saharaui sino que, además, impulsó como nadie el uso de la lengua española entre la población saharaui. De hecho, gran parte de los maestros de español se graduaron en esta materia gracias al proyecto «Sahara Habla Español» que Antonio puso en marcha.
También los primeros pasos del Bubisher en los campamentos contaron con el respaldo y el apoyo impagable de este profesor de filosofía que nos contagió su amor al pueblo saharaui y nos alentó en la tarea de mantener viva esta lengua nuestra que es también, por derecho, la de todos los saharauis.
El mejor homenaje que podemos rendir a este hombre íntegro y consecuente con sus ideales, es el de seguir trabajando en la línea que el trazó y que no es otra que la de la lectura como fuente inigualable de cultura.
La biblioteca de Smara luce una placa con su nombre, pero todo el proyecto está envuelto en esa atmósfera de apoyo al pueblo saharaui que Antonio creó.
Y es que la esencia de quien ha luchado por una causa justa, siempre permanecerá viva.
Gracias, Antonio, Bumara, tu memoria te sobrevive.
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