¿A quién sonríe ese grupo de gente apiñado en una isleta de la Avenida del Sahara Occidental?

¡Exacto! Sonríen a los que están ahí, en la otra parte de la foto, a todos sus amigos que, a pesar de no haber podido apiñarse en la isleta, están día a día trabajando para que el Bubisher siga construyendo sus nidos y revoloteando por los caminos que conducen a la libertad.
Y su sonrisa refleja la sensación de armonía y unidad que sintieron en una reunión informal pero intensa, en la que pasearon por los campamentos a través de recuerdos recientes, de fotos del día a día de la vida en el Bubisher, de la construcción de la nueva biblioteca, de la mirada ilusionada de sus compañeros saharauis, que cada vez son más conscientes de la importancia de su trabajo.
Hubo también momentos para la reflexión y se habló de lo interesante que sería  que todos los proyectos culturales que se desarrollan en los campamentos trabajaran de forma coordinada, de la necesidad que tiene el Bubisher de hacer nuevos socios para garantizar  el crecimiento del proyecto, de seguir buscando nuevas fórmulas para que este pájaro de la buena suerte cobije bajo sus alas a más y más gente interesada en la cultura y en la visibilidad del pueblo saharaui.
Eran las diez de la mañana cuando se encontraron en el Centro Cívico “El Cerro” de Coslada. Fuera hacía un frío que pelaba, pero dentro todo fue cálido y acogedor. Las pastas de Candi, el bizcocho que hizo Iratxe y el tentempié que trajo Zahra pusieron un encanto añadido a una mañana en la que se volvió a sentir ese espíritu mosquetero que nos une.
Mención especial merecen las dos bubisheras más pequeñas que se portaron de maravilla. Un amor de niñas que sumaron, al bienestar de todos, un toque de ternura.
Nuestro agradecimiento a Taquete por haber buscado un lugar tan agradable para la reunión y a Candi por haberla convocado.

Y  a los que estuvistéis en esa otra parte de la foto, que no se ve pero que existe, el abrazo que nos une estemos donde estemos.