Hacia la «saharauización»

El Bubisher ha pasado ya el ecuador de su cuarto año en los campamentos, y no deja de crecer. La inauguración en noviembre del Nido en Smara, y la llegada del Bubisher II a Auserd en enero, son sus dos avances más gratificantes hacia el objetivo final de dotar a todas las wilayas de biblioteca fija y bibliobús. Las gestiones ya están en marcha, para que en un futuro no muy lejano ese objetivo sea una realidad. Haber llegado ya al cincuenta por ciento nos llena de deseos de seguir trabajando.
Y uniendo: en Auserd hemos comenzado a colaborar con el magní­fico proyecto italiano «Limone al Verde» que durante el año pasado construyó una casa de cultura y biblioteca que el Bubi ya está utilizando. Conseguir lo mismo en las otras wilayas, en colaboración con otras organizaciones, tiene que ser el camino, tanto para nuestra organización como para las otras. La dispersión y nula coordinación de decenas de proyectos culturales solidarios en los cinco campamentos lleva al desánimo y a la pérdida de resultados globales. No es nuestro cometido, pero para avanzar no hemos tenido más remedio que ir tejiendo encuentros y acuerdos. Y para ello este mismo mes tendremos conversaciones que nos pueden permitir conseguir el Bubisher III fí­sicamente, y ponerlo a funcionar en colaboración con otras asociaciones. Ya informaremos.
Con todo eso, que no es poco, quizás lomejor es el avance hacia una gestión del Bubisher mayoritariamente saharaui. Con las entradas y salidas lógicas en un proyecto vivo, en estos momentos contamos ya con seis saharauis en el equipo, comenzando por el coordinador,Hamida, hasta el último en incorporarse, Alghailani, un joven brillante que se ha echado a las espaldas nada menos que todo el trabajo en Auserd, con visitas a todas las escuelas para leer cuentos en ellas todos los dí­as lectivos, hasta los clubes para niños y jóvenes, así­ como la gestión de todo el fondo de libros que lleva el Bubi II. En Smara, Fanna y Bachir llevan la biblioteca pública, en castellano y árabe, y el segundo aún tiene tiempo para dirigir cursos de español para adultos y algún club de lectura. Kabara lleva el trabajo en las escuelas y enseñanza media (con especial dedicación al centro Simón Bolí­var, y por la tarde lleva varios clubes de lectura. Y el más veterano, el entrañable Larossi, que no solo conduce y cuida al Bubisher desde casi su arranque, sino que también atiende ahora algún club de lectura. Solo como lector de español, Lrossi no tendrí­a precio.
Pero hay más. Voluntarios que mantienen los clubes entre semana, por ejemplo Enguí­a, o chicas como Mariam o Salka, que trabajan desinteresadamente en la biblioteca. Y es que cada vez el Bubisher es considerado más y más saharaui. Poco a poco, paso a paso, el proyecto es cada vez más suyo, dejando a la organización en España el papel de «conseguidores”. Aquí­ también hay mucho que coordinar, sobre todo por el modelo de financiación y aprovisionamiento que hemos elegido. Son cada dí­a más los colegios españoles implicados, enseñando el esforzado camino de la solidaridad, nunca el de lacaridad. En Galicia, en Andalucí­a, en Aragón, en todas partes, son cada vez más los profesores y maestros que han implicado a sus alumnos en el Bubisher. Y de ellos llegan tanto los fondos como el material escolar y los libros, cuando no trabajos de investigación escolar listos para ser intercambiados con los que están haciendo en Smara y Auserd los chicos y chicas de clubes de lectura yescuelas.
Enternecen historias como la que nos cuenta una profesora de Langreo, y que hace ya algunos años puso latas de Nesquik con pegatinas como huchas improvisadas, de las que salieron libros y gasoil para el arranque del Bubishe:
«Te cuento una anécdota: no mencioné en ningún momento dar dinero de forma directa, la mayorí­a de las familias están pasándolo mal o muy mal y no me parecí­a correcto, pero al explicarles la idea a los más pequeños uno muy dicharachero y simpático se levanta todo serio, echa mano a su monedero, y metió en la hucha que les estaba enseñando todas las monedas que traí­a en él… lo hizo sin decir una sola palabra, mientras yo hablaba. Me dejó muda, se me erizó la piel… así­ son «mis chic@s» de este curso. A continuación le imitamos todos, claro, salí­ de aquella clase con 6’70 euros.”
Y porfin, los voluntarios. Que sufrieron un parón en seco a raí­z de los secuestros de los tres cooperantes en octubre, pero que ya van recuperando el valor y la energí­a. En estos momentos Candi está a mitad de su estancia de tres meses ayudando a Alghailani en el arranque del Bubi II, ya han regresado Luisa, Miguel, Rafa y Juanma. Y Andrea, que colabora con el Bubisher, esta pasando unos meses allí­ para impartir un curso de español en un proyecto propio. En ocasiones hay tantos candidatos que a Luisa, coordinadora de voluntarios, le cuesta contentar a todos. Muy pronto viajan las bibliotecarias, para seguir trabajando allí­, afinando y enseñando.
Todo estará en orden el dí­a en el que la estructura humana del Bubisher en los campamentos sea autosuficiente, cuando solo nos necesiten como apoyo y consejo. Y no está tan lejos. Hacia ahí­ vantodos nuestros esfuerzos y los suyos, algo en lo que insiste mucho Bachir: deseosos de aprender.
De momento, no podemos estar más satisfechos de cómo van las cosas. Paso a paso hacia la «saharauización” del Bubisher.

1.130 respuestas a Hacia la «saharauización»

  1. Es magní­fico, optimizáis recursos económicos tan escasos hoy dí­a, implicáis a jóvenes de aquí­ para destruir el muro de silencio, colaboráis con otras ONGs y finalmente, hacéis que el Bubi no sea extraño sino  de todos los saharauis. Lo que no ha hecho nunca el Instituto Cervantes se lleva a cabo con cientos de manos voluntarias, con toneladas de voluntad y esfuerzo y con una fe infinita en que un futuro mejor es posible construirlo, golpe a golpe, cuento a cuento, palabra a palabra.
    Besos.

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