LA ODISEA DE MI AMIGO NOLAN

Lo de Ulises sí que era una odisea, no lo tuyo, querido Nolan.

He hablado con mi amigo Kirk, el rubio loco del hoyuelo en la barbilla, y me ha dicho que ojalá te ataquen hordas de lotófagos y cíclopes, que Eolo y Poseidón jueguen contigo en procelosos mares antes de que Circe te convierta, por ejemplo, en hiena, que resucite el de los pies ligeros, y talón pesado, y te haga, a su manera tan “diplomática”, renunciar a tu infame proyecto. En suma, que caiga sobre ti toda la furia de los rayos del vengativo Zeus ya que Atenea no te ha mirado bien con sus ojos de lechuza.

Incluso tu Oppenheimer se está revolviendo en la tumba viendo cómo haces caer otra bomba, esta vez en territorio SAHARAUI.  Sí, amigo Nolan, saharaui, no marroquí, cómo pondrás en tus títulos de crédito y ya se encargarán de pregonar los voceros del sátrapa alauita

¿A quién se le ocurre? ¿acaso no conoces la odisea del pueblo saharaui? ¿nadie te ha explicado que le estás haciendo el caldo gordo a un régimen más tirano que el de los Átridas? ¿no sabes que vas a rodar, y vender al mundo después, una mentira que ha costado y sigue costando muchas vidas saharauis?.

Los saharauis, como tu Ulises, conocen lo que es estar en los Infiernos, saben también salir de ese lugar infame para regresar a su Ítaca, aunque el camino sea largo y cueste muchos años la travesía. Esa Ítaca que soñó Kavafis, muchos hombres y mujeres saharauis la llevan grabada en su alma y en su piel; aunque no la hayan pisado, la tienen siempre en su mente, llegar allí es su destino y quieren ya apresurar el viaje y atracar en su Dajla soñada. Llevan ya demasiados años de viaje, cincuenta, de experiencia y sufrimiento, ya saben lo que significa su Ítaca y toda la sangre que se ha derramado.

Tal vez muchos de los nombres que aquí han aparecido salgan también en tu película. Las gentes del BUBISHER te invitamos a que vengas a nuestras bibliotecas de los campamentos de refugiados y les expliques a nuestros chicos y chicas los mitos clásicos, que aprendas con ellos de la astucia de Ulises y la fuerza de Aquiles, la prudencia del viejo Néstor y la sagacidad de la (des)esperada Penélope, pero también el sufrimiento de la madre Hécuba que ve morir a sus hijos, el llanto desesperado de Andrómaca cuando ve a su Héctor arrastrado por los suelos o la pena del viejo Príamo al ver al enemigo a las puertas de sus murallas.

Tú, amigo Nolan, vienes como antaño, montado ahora en un caballo cinematográfico preñado de mentira, vienes a lomos de una corona asesina para causar el mismo mal, antes en Troya, ahora en Dajla.

Que todos los dioses te confundan, amigo Nolan.

Javier Bonet

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