CUÁNTOS DEDOS SEPARAN LA VERDAD DE LA MENTIRA

Si observas estás fotos verás a niños saharauis estudiando español y preparándose para viajar a nuestro país. No lo hacen, no, a través de agencias gubernamentales o de instituciones sino a través de familias que les acogen los veranos y que serán para toda su vida su “familia española”; como la familia de Eva y Rafael en Vigo o la de Pablo y Gertrudis en Osuna. Si hubiera vergüenza, el programa Vacaciones en Paz sería desde hace años premio “Príncipe de Asturias” o “Princesa…”, pero que en el Sáhara Occidental o que en los campamentos de refugiados saharauis de Tindouf se hable español no figura en los parámetros de autocomplacencia y retórica en los que se mueven esas altas instituciones del Estado.

No nos ha sorprendido en absoluto la lectura del artículo Una lengua de prosperidad emprendimiento y cultura (Política exterior, ISSN 0213-6856, Vol. 37, Nº 212, 2023 ejemplar dedicado a: La tensión multilateral, págs. 38-45). Su autor, el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, don José Manuel Albares, nos explica que el español es la tercera lengua más utilizada en Internet después del inglés y del chino. También nos dice el ministro que: “Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, asumimos la responsabilidad de optimizar todo el potencial que posee nuestro idioma en términos de desarrollo económico e influencia internacional. Por ese motivo, decidimos situar la promoción del español como uno de los ejes de nuestra política exterior”.

Habría otras afirmaciones del señor Albares con las que no tendría inconveniente en estar de acuerdo, como la de “aumentar la capacidad global de enseñanza del español como lengua extranjera” o la de “conseguir una masa crítica de personal docente especializada en la enseñanza de nuestro idioma en terceros Estados”

Llegado a ese punto, no he podido dejar de pensar en Suadu Mahsan, la bibliotecaria Bubisher del campamento de refugiados de El Aaiun y en todos sus compañeros de las otras cuatro bibliotecas que escriben y enseñan en español; tampoco he podido dejar de pensar en que esas bibliotecas -al igual que el viaje de esos niños que mencionaba más arriba- han sido construidas y se mantienen, con personal saharaui, por las aportaciones de miles de españoles de a pie y de muchos niños españoles en sus colegios.

Ya sabemos que las representaciones geográficas del señor Albares están más próximas a aquellos mapas antiguos en los que se ponía “ubi sunt leones” que al mapa de Africa de Naciones Unidas. Y, por tanto, no me extraña que, dando un salto geopolítico -y teniendo en cuenta que el ministro opina que en cuarenta años nadie ha hecho nada por el Sáhara-, el señor Albares se haya fijado como objetivo “orientar nuestro trabajo hacia la región de África subsahariana, con un importante potencial económico y demográfico”.

En su rapto retórico, el ministro Albares plantea además que “estamos trabajando para que el español se consolide como lengua de prestigio en la diplomacia, especialmente en las organizaciones internacionales… vamos a impartir por vez primera, a través del Instituto Cervantes, un curso de español para funcionarios de la Unión Africana, entidad en la que el español es lengua oficial”.

Hay que recordar al señor ministro que la Unión Africana está formada por 55 Estados y que entre sus objetivos destacan la promoción de la unidad y la solidaridad entre sus miembros, la eliminación de los vestigios del periodo colonial, coordinar la cooperación para el desarrollo, salvaguardar la soberanía y promover la cooperación internacional en el marco de la Organización de las Naciones Unidas.

Hay que recordarle que ha sido la diplomacia de Guinea Ecuatorial la que ha conseguido en el año 2020 que se adopte el español como idioma de trabajo. Asimismo, no podemos olvidar que uno de los fundadores de la OUA (actual Unión Africana) es la República Árabe Saharaui Democrática. Por consiguiente, sugerimos varios textos, escogidos cuidadosamente y que están disponibles en español, para que sean utilizados cuando esos funcionarios de la Unión Africana asistan a los cursos que propone el ministro Albares.

Sentencias de 21 de diciembre de 2016, Consejo/Frente Polisario (C-104/16 P) y de 27 de febrero de 2018, Western Sahara Campaign UK (C-266/16). En estas sentencias, el tribunal de Justicia precisó que el Acuerdo de asociación sólo abarcaba el territorio de Marruecos, y no el Sáhara Occidental, y que ni el Acuerdo de pesca ni su Protocolo de aplicación son aplicables a las aguas adyacentes al territorio del Sáhara Occidental.

O las sentencias más recientes en el asunto T-279/19 y en los asuntos acumulados T-344/19 y T-356/19 Frente Polisario/Consejo mediante las que el Tribunal General anula las decisiones del Consejo relativas, por una parte, al Acuerdo entre la UE y Marruecos por el que se modifican las preferencias arancelarias concedidas por la UE a los productos de origen marroquí y, por otra parte, a su acuerdo de colaboración de pesca sostenible.

O la Resolución del Parlamento Europeo, de 19 de enero de 2023, sobre la situación de los periodistas en Marruecos, en particular el caso de Omar Radi (2023/2506(RSP)) que obtuvo el voto en contra de los 17 eurodiputados socialistas españoles.

Le sugerimos también que, cuando esos estudiantes del África subsahariana aborden sus estudios de español, se utilice el poemario de Limam Boisha, poeta saharaui y presidente de Bubisher, “Ya calló la lluvia”  y expliquen qué significa “cuántos dedos separan la verdad de la mentira”. Podrían comentar también el poema de Quevedo “Poderoso caballero…”

Emilio Sánchez Blanco

 

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