La lectura ejerce en las personas la capacidad para viajar, imaginar, vivir la vida de infinidad de personajes y sobre todo disfrutar de mil aventuras nuevas cada día.
Resulta paradójico que a pesar de nacer y vivir en los campamentos de refugiados y sin salir de ellos, cada vez los saharauis lleguen más lejos.
A través de los libros se puede viajar a cualquier rincón, conocer cualquier cultura e incluso hacerse amigo de personas a las que no conocemos.
En cada biblioteca, cada día hay saharauis dando la vuelta al mundo, comprobando a que sabe la luna, conociendo al niño de luz de plata, disfrutando de Arena y Agua o intentando escapar de los hombres grises con Momo.
Y es en medio de todas esas aventuras en donde no importa si estás en la biblioteca más grande, prestigiosa y bonita, sentado en una alfombra a la sombra del bibliobús o en cualquiera de los nidos del bubisher donde todos nos podemos sentir completamente libres.
Alba Bolado